Primero la Liga... después el futuro
El vestuario del Real Madrid pasa página y se centra en lo que puede ganar. Habrá llegadas en el mercado para subir un nivel
«Jodidos, sí. Hundidos, nunca», escribió ayer Sergio Ramos en las redes sociales, «la historia del Real Madrid se ha forjado con las victorias, pero se ha levantado de las derrotas», continuó. Y mandó el mensaje definitivo: «Nos queda la Liga y vamos a por ella». La temporada del Real Madrid puede puede ser de notable si tras llegar a las semifinales de la Champions, consigue LaLiga. Ha sido un año durísimo, con más de 50 lesiones, y el vestuario ha llegado frito a este final. Pero puede ponerse primero si este fin de semana no falla contra el Sevilla y el Atlético no gana contra el Barcelona. No se quiere mirar más allá porque hay mucho en juego y no se puede desviar la atención. Las derrotas duelen, pero lo mejor es que no dejen consecuencias anímicas inmediatas.
Quiere el Madrid depender de sí mismo y son conscientes de que ninguna oportunidad como la de esta jornada. Luego pueden pasar muchas cosas, pero lo que suceda mañana mañana y el domingo va a cambiar el ánimo de los tres, más el Sevilla, que aspiran al título. Es el día clave, por eso en el vestuario blanco no querían seguir dando vueltas a lo sucedido en Londres. Es mejor no mirar atrás y, además, tampoco tiene mucho misterio: el Chelsea fue mejor en los dos partidos. Es la primera vez esta temporada que un equipo de los poderosos supera al Madrid. Hasta ahora, los de Zidane han sido mejores que el Barcelona, el Atlético, el Liverpool y también mejores que el Sevilla en el encuentro de la primera vuelta en el Sánchez Pizjuán. El objetivo es recuperar esa seguridad en los momentos importantes.
Que se pase página respecto a la Champions no significa que en el club no se haya tomado nota de lo sucedido: el rival fue más poderoso físicamente las dos veces, porque ha llegado mucho mejor a este tramo de la temporada y porque sus jugadores fueron más fuertes que los del Real Madrid.
En el club buscan una solución a los problemas físicos, en un año atropellados por las lesiones, por la suma de partidos consecutivos, por la falta de preparación debido al coronavirus y porque no toda la plantilla ha dado la talla. Y a eso hay que sumarle que es un equipo con muchos años.
Incógnita Zidane
No va a haber una revolución porque no tendría sentido, porque se ha competido bien en circunstancias abiertas, pero sí se va a acometer un cambio en todas las líneas en busca de sangre e impulsos nuevas. Más competencia y más piernas para las largas temporadas. El Madrid hace números y más o menos le salen.
Aunque lo primero es confirmar que Zidane continúe. El entrenador no estuvo especialmente acertado el miércoles, pero el
club cuenta con él. Su futuro es un misterio, porque todo lo que pasa por la cabeza del entrenador francés es una incógnita para los que trabajan cerca de él. No será porque no se le ha preguntado en las conferencias de Prensa antes de los encuentros. Lo fácil sería decir sí y acabar de una vez por todas con todas las preguntas. Sin embargo Zidane no es así, da largas, pide que se preste atención al presente, al siguiente partido y deja esa puerta abierta. Como ya se marchó una vez sin avisar, quién sabe si va a hacerlo otra vez este verano.
Su presencia ayuda a que Mbappé pueda ponerse la camiseta blanca por fin. Ése es el nombre que principalmente se maneja en los despachos de Valdebebas. Es joven, está ansioso por venir y tiene gol, algo que ha lastrado al Madrid durante los últimos cursos. Benzema cumple, pero nadie más. Se contaba con los tantos de Asensio o de Hazard y el primero no ha estallado y el segundo va dejando cada vez más pruebas de que ha sido una gran apuesta fallida por sus lesiones y, ya hay quien sospecha, que por su falta de compromiso. Hazard tenía que liderar un nuevo proyecto y no va a ser. La cara va a ser Mbappé. Falta por confirmar el precio que el PSG va a poner a su salida, porque el mensaje del futbolista ya lo han entendido en Francia: no quiere renovar porque no quiere seguir allí.
Mbappé tiene que ser la bandera de la ilusión, pase lo que pase en LaLiga. Con su juventud, su prestigio y sus goles, el Real Madrid confía en dar vitalidad a una plantilla heroica pero agotada.
No va a ser la única llegada. Alaba es un refuerzo importantísimo atrás porque es un defensa que puede hacer de central, de lateral izquierdo o de centrocampista sin que sus prestaciones se reduzcan. Es un chollo porque sale libre y su llegada es un acierto, siga o no Sergio Ramos, otro asunto por resolver. A diferencia de Alaba en el Bayern, Ramos no ha dicho que se quiere ir. Tampoco ha dicho que sí todavía a la oferta que tiene.
Sí que está más cerca Lucas Vázquez y el plan del Madrid es recuperar a Odegaard, pese a que su conexión con Zidane no es la mejor. No tuvo suerte el noruego en sus primeros partidos y luego le faltó paciencia. Quizá sí que hubiera tenido minutos, como todos, en estos partidos trascendentales de fin de temporada en el Real Madrid.
Mbappé tiene que ser la estrella que asuma el liderazgo que no ha sabido ejercer Hazard en el Real Madrid