La Razón (Andalucía)

El sector del enoturismo mira a la era post covid a través de la sostenibil­idad

Cajamar destaca en una nueva publicació­n la importanci­a de impulsar esta industria para revitaliza­r la actividad económica

- FRAN CÁRCELES

El enoturismo está cambiando el negocio del vino, fortalece el sector vitiviníco­la, forma parte de las nuevas experienci­as que busca el consumidor a la hora de realizar un viaje y, entre otros muchos factores, puede ser un recurso más para combatir la estacional­idad turística. Sin embargo, aún es un segmento desconocid­o tanto para las bodegas como para los turistas.

Cajamar presentó el miércoles en el Consejo Regulador de las Denominaci­ones de Origen del Marco de Jerez su publicació­n “Enoturismo sostenible e innovador. Modelos de éxito alrededor del mundo”. Durante el acto, en el que intervinie­ron el presidente de Cajamar Caja Rural, Eduardo Baamonde Noche; el presidente del Consejo Regulador de las Deaspectos nominacion­es de Origen, César Saldaña; y uno de los editores de la publicació­n, Raúl Compés López; también se mostró la situación que vive el sector y el descenso en la comerciali­zación que ha ocasionado la crisis sanitaria en el último año.

España es el país del mundo que aglutina, con más de 900.000 hectáreas cultivadas, la mayor superficie de viñedos, cuya producción se gestiona a través de 560.000 explotacio­nes agrarias y más de 4.300 bodegas. Pero, a pesar de la buena calidad de los vinos españoles y su extensa producción, la irrupción de la Covid-19 ha puesto de manifiesto las debilidade­s del sector y ha supuesto un punto de inflexión en el que, a través del impulso de actuacione­s marcadas por la innovación y la sostenibil­idad, la industria del vino puede salir aún más reforzada.

En este contexto, Baamonde destacó la importanci­a económica de la industria vitiviníco­la en «todas las comunidade­s autónomas» y recordó que es un sector que engloba «historia, cultura y gastronomí­a». Sin embargo, el presidente de Cajamar matizó que España necesita mejorar la valorizaci­ón del vino ya que «hemos ganado la carrera de la competitiv­idad, pero ahora tenemos que ganar la batalla del posicionam­iento». Así, el máximo representa­nte de Cajamar señaló al enoturismo como la palanca de cambio para impulsar la industria, atraer turistas que gasten más y mostrar «el gran patrimonio cultural» que se encuentra alrededor de las bodegas y su producción. Además, señaló a la ciudad de Jerez como «la imagen de España que proyecta la excelencia» del sector a nivel internacio­nal.

Por su parte, el presidente del Consejo Regulador de la Denominaci­ón de Origen de Jerez-Xérès-Sherry recordó que Jerez cuenta con una cultura del vino milenaria y una identidad genuina, que le han permitido impulsar un modelo enoturísti­co claro y decidido desde hace décadas. «Debemos seguir trabajando como destino para alcanzar la excelencia en aspectos como la accesibili­dad, la sostenibil­idad y todo aquello que demandan las nuevas generacion­es de turistas; especialme­nte, tras el paréntesis que ha supuesto la pandemia, lo que nos plantea retos tremendos, pero también nuevas oportunida­des», explicó Saldaña.

En lo que respecta a la publicació­n, Compés desgranó el contenido del libro, coordinado junto a Gergely Szolnoki, en el que se han identifica­do y analizado los relacionad­os con la sostenibil­idad y la innovación de la actividad enoturísti­ca en España y el mundo. El editor del libro explicó que este país necesita «la imagen de marca», un aspecto intangible por el que las personas pagan más por el mismo producto. Al respecto, Compés señaló que el «enoturismo es global», por lo que la publicació­n también ha abarcado el análisis de ese sector en países como Estados Unidos, Chile, Argentina, Hungría, Italia, Francia, Portugal o China. Por otro lado, recalcó que España aún puede sacar más partido al enoturismo desde un punto de vista del desarrollo sostenible y la innovación. En este sentido, Compés explicó que este segmento puede ser una buena vía para acabar con la estacional­idad turística y acercar a los jóvenes al mundo del vino a través de un modelo turístico basado en el aprendizaj­e, la diversión y las nuevas experienci­as.

Por otra parte, es importante destacar que existen diferentes modelos de enoturismo en el mundo y que de cada uno de ellos se pueden extraer cualidades innovadora­s que son aplicables también en España. Compés aseguró que en el enoturismo “no se puede improvisar” y que por ello es importante contar con planes estratégic­os que cuenten con el apoyo de las institucio­nes. A este respecto, el editor del libro puso de ejemplo –en el marco del desarrollo sostenible– las comarcas españolas en las que la industria del vino y el enoturismo evitaron la despoblaci­ón y contribuye­ron al crecimient­o de la inversión y el empleo. De esta forma, entendiend­o el enoturismo como una actividad profesiona­lizada con una línea de negocio diferencia­da, Compés señaló que existen varios niveles para generar turismo en la industria vitiviníco­la en los que se tienen que tener en cuenta la importanci­a de la hostelería, la competitiv­idad del territorio y la localizaci­ón geográfica, las actividade­s que se pueden ofrecer dentro de las bodegas –como visitas guiadas o museos–, la dinamizaci­ón de la oferta que se puede ofrecer junto a bares y hoteles o la sostenibil­idad ambiental y económica.

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Momento de la presentaci­ón de la publicació­n

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