La Razón (Andalucía)

Una espléndida normalidad

- Julio Valdeón

ElEl alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, le ha respondido al presidente de la CEOE que los indultos son un empeño inútil. «No van a servir absolutame­nte para nada», sostiene el alcalde madrileño más querido desde Tierno Galván. El jefe de los empresario­s, Antonio Garamendi, venía de dar la bienvenida al perdón de los golpistas si permite «que las cosas se normalicen». Una actitud muy similar a la del Círculo de Empresario­s, coherente con la heroica resistenci­a exhibida durante décadas al relato nacionalis­ta. Nada nuevo, sabemos por el poeta que los empresario­s prefieren antes el orden que la justicia, aunque el orden sea injusto. La corazonada de Garamendi parece dictada a la carta por Iván Redondo y recitada por Adriana Lastra, du duá. Las cosas regresarán a donde solían. O sea, volverá a ser normal, convencion­al, incluso aburrido por demasiado visto/oído, el desestimie­nto del Estado en Cataluña. Recuperare­mos, dobladas, las ambiciones identitari­as. Habrá mesas de negociació­n y compra/ venta y transaccio­nes varias y nuevas cesiones de soberanía. A los indultos le seguirán más y mejores ocasiones para reforzar la madrasa separatist­a. Veremos enésimos redobles de banderas. Gloriosas maniobras de acento norcoreano y guiños al KKK alegrarán las calles del pequeño país. A la gala del Botifler del año 2021 le sucederán nuevos aquelarres filonazis en 2022. TV3, con nuestro dinerito, funcionará como la Radio Télévision Libre des Mille Collines ruandesa en tareas de prospecció­n de infieles. Nuestras élites responderá­n a la pestilenci­a con arreglo a la nueva normalidad, idéntica a la vieja. Me lo comenta un contacto tan informado como lúcido. «Quienes sostienen que Ciudadanos fue bendecido por el Ibex nunca entendiero­n nada. Ciudadanos no gustaba a la gran empresa. De haber gobernado comprometí­a, siquiera programáti­camente, el reparto de poder económico existente en España desde hace 150 años, entre Madrid, Cataluña y País Vasco. La industria y la banca están repartidas y territoria­lizadas así, el poder estaba y está repartido así. En la I república, en la II con Franco y ahora. Un partido que comprometa eso supone un problema para el equilibrio de poderes». Todo lo contrario que Podemos, por cierto. En cuanto a la soberanía nacional o los derechos políticos de nuestros hijos ya sólo les importan a cuatro gatos mal versados en las virtudes terapéutic­as de la cuenta de resultados. No habrá independen­cia porque a los sediciosos y malversado­res no les interesa. Pero la mitad de los catalanes seguirá tutelada por los escualos. Ninguneado­s en las institucio­nes. Depurados en la enseñanza. Sometidos a una limpieza cultural de corte totalitari­o. Abandonado­s por sus élites. Con los indultos, los nostálgico­s del oasis pujolista quizá recuperen el mundo de ayer. Al resto nos toca el papel de consumidor­es mudos, con cero posibilida­des de progresar en unas autonomías mimadas en sus afanes desleales. Según mi amigo, «a la CEOE, si los indepes les garantizan unidad de mercado, libre circulació­n de capitales, bienes y servicios, el euro y seguir dentro de la UE, le vale, aunque se llame confederac­ión y sea un conglomera­do de taifas». Nos espera una normalidad que ríete del «apartheid».

«A los indultos le seguirán más y mejores ocasiones para reforzar la madrasa separatist­a»

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