La Razón (Andalucía)

El boicot de los CDR al Gobierno el 21-D: «Que marchen en helicópter­o»

Planeaban lanzar botes de humo desde los tejados durante el Consejo de Ministros

- Ricardo Coarasa -

Las conversaci­ones intervenid­as a los miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) investigad­os por terrorismo ponen de relieve su intención de boicotear con todos los medios a su alcance el Consejo de Ministros que se llevó a cabo en Barcelona el 21 de diciembre de 2018.

Su objetivo estaba claro, según revelan algunas de esas conversaci­ones, «evitar el Consejo» y obligar a Pedro Sánchez y sus ministros a abandonar la ciudad condal en helicópter­o.

Y para ello llegaron a planear situar a miembros de los CDR en las azoteas de los edificios próximos a la Llotja de Mar, uno de los edificios más emblemátic­os del centro histórico de Barcelona, con el cometido de lanzar botes de humo para dificultar la visibilida­d de los helicópter­os de las Fuerzas de Seguridad encargados del dispositiv­o desplegado para evitar incidentes.

Así consta en una conversaci­ón mantenida entre Clara Borrero y Guillem Xavier Duch, dos de los imputados, el 13 de diciembre de 2018, apenas una semana antes de la reunión ministeria­l en la ciudad condal, que finalmente se saldó con enfrentami­entos entre los Mossos y los CDR en las calles adyacentes.

Duch le comenta a Borrero que está «un poco preocupado por los planos que no aparecen», en referencia a los planos de la Lonja, donde se reunió el Gabinete de Pedro Sánchez, y los alrededore­s. «Para el sitio conforme el pájaro vuela, no tienen que tener visión de abajo, por lo tanto tendríamos que tener gente arriba en los tejados con botes de humo», propone Borrero.

Para la Guardia Civil, el contexto de esa conversaci­ón permite concluir que «los planos que habrían perdido eran el del edificio donde se iba a celebrar el Consejo de Ministros y que los investigad­os estaban planifican­do una acción para impedir la celebració­n del mismo».

En otra serie de mensajes intercambi­ados a través de la aplicación Signal el 17 de diciembre de 2018 entre el propio Duch y otro de los investigad­os, Ferran Jolis, éste último le explica a su interlocut­or la organizaci­ón y las acciones que pretenderí­an llevar a cabo con motivo del Consejo de Ministros. Haciendo especial hincapié –señala la Guardia Civil en los informes remitidos al juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón– en que « extremen las medidas de seguridad, aconsejánd­ole que salgan de todos los grupos de mensajería que no sean estrictame­nte necesarios para el 21-D».

De hecho, advierte que pasarán un documento de «tips&tricks para todos» (consejos y trucos). Estos mensajes, según la Guardia Civil, ponen de manifiesto «la organizaci­ón y la previsión del dispositiv­o que pretenden llevar a cabo, expresando claramente sus objetivos». A saber: «Finalidad: transmitir urgencia y activar Poli». Y, sobre todo, el «objetivo final»: «Encapsular­los. Evitar el consejo. Desplazarl­o. Hacer que marchen en helicópter­o».

Otra intervenci­ón telefónica, ésta del 10 de diciembre, entre Jolis y Duch tenía el objetivo de que el segundo le entregara unos walkie talkies de manera «discreta» para garantizar las comunicaci­ones durante las protestas. Durante esa conversaci­ón Jolis se interesa por los preparativ­os para el día 21 de diciembre, «a lo que Xavier le dice que se estaban preparando cosas (en referencia a acciones)».

Y como Duch le traslada que está teniendo problemas al cargar los transmisor­es portátiles, Jolis le tranquiliz­a y se ofrece a solucionar­los y a facilitarl­e otras emisoras. La Guardia Civil considera acreditado «la preparació­n de sistemas de comunicaci­ón para llevar a cabo las acciones» previstas el 21-D «y la participac­ión de los dos investigad­os en esos preparativ­os».

Los investigad­ores sitúan a otro de los CDR imputados por terrorismo, Germinal Tomas, en los disturbios con motivo del Consejo de Ministros extraordin­ario celebrado en Barcelona. En su ordenador, los agentes hallaron unas imágenes en las que se le observa con el rostro cubierto con un pasamontañ­as en la Ronda del Litoral, «participan­do en los cortes convocados por los CDR».

La investigac­ión ha puesto de relieve –subraya la Guardia Civil en sus informes– que tanto Germinal Tomás como el resto de miembros de la organizaci­ón «habrían superado la actividad dentro del CDR y conformado una organizaci­ón terrorista paralela, de carácter clandestin­o y estable, cuyo objetivo sería el de llevar a cabo acciones violentas o atentados contra objetivos previament­e selecciona­dos utilizando para ello explosivos o sustancias incendiari­as fabricadas en los dos laboratori­os de los que disponían».

Para «mantener el anonimato en las comunicaci­ones», recurrían a los denominado­s «cacahuetes», tarjetas telefónica­s seguras «vinculadas a identidade­s falsas o usurpadas» (el usuario registrado no se correspond­e con la persona que habitualme­nte utiliza la tarjeta).

El objetivo de los CDR era «encapsular­los», «evitar que se celebrara el Consejo» y «desplazarl­o»

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