Biden y Putin salvan una cumbre abocada al fracaso
El presidente de EE UU pide disculpas tras perder los nervios con una periodista que le preguntó si confiaba en el líder del Kremlin
Las espadas estaban prestas a chocar y al final se impusieron los viejos hábitos, la retórica diplomática y la necesidad hecha virtud de propiciar un deshielo más urgente que nunca. El saldo de la reunión entre Joe Biden y Vladimir Putin, que llegaban a su cumbre con la agenda cargada de reproches, puede resumirse subrayando las señales que invitan a la esperanza. O reiterando las malas vibraciones de algunas intervenciones. Del lado negativo la prensa estadounidense ha destacado la imagen desafiante proyectada por los dos líderes.
Los periódicos y cadenas de televisión comentan que Putin, a preguntas de los periodistas, reiteró su ignorancia respecto al origen de los ciberataques contra la infraestructura energética y alimentaria y sobre las acusaciones de rotundas injerencias en el proceso electoral estadounidense. Su encuentro con los periodistas internacionales demostró que conserva intacta la capacidad para solventar preguntas incómodas mediante gélidas evasivas.
De paso reiteró que Rusia no tolerará la incorporación de Ucrania a la OTAN y que considera perfectamente legítima la intervención de su país en Crimea. Biden, por su lado, tuvo la mala idea de responder a una reportera de CNN cuando ya daba por concluido su encuentro con la Prensa. Fuera por las prisas o porque le molestó que la periodista preguntara por las razones de la confianza que ha demostrado en que Pu t in enmiende ciertos comportamientos, mostró su rostro más airado. En menos de un minuto astilló severamente de su aura de hombre amable y tranquilo. No tardó en ocupar los titulares del día. «No estoy seguro de que cambie su comportamiento», respondió Biden, «¿Dónde diablos…? ¿Qué has hecho durante todo este tiempo? ¿Cuándo he dicho que confió en algo? Seamos claros. Dije que cambiará su comportamiento si el resto del mundo reacciona y amenaza su posición. No tengo confianza en nada. Me limito a afirmar un hecho».
Como quiera que la reportera insistió, Biden zanjó la charla de la forma más abrupta imaginable. «Si no entiende eso, está en el negocio equivocado». Poco después, a punto de subirse al avión presidencial, pidió perdón: «Debo una disculpa a la persona que me preguntó. No debería de haber sido tan impertinente». En cuanto a la luz tornasolada en rosa, que permite subrayar que el encuentro permite avanzar en la buena dirección, los medios estadounidenses destacan el moderado optimismo que parece emanar desde Moscú. Los embajadores regresarán a Moscú y Washington, hay que negociar por los prisioneros, evaluar posibles canjes y, finalmente, entienden que existe el consenso necesario para relanzar las negociaciones en asuntos clave. Los analistas, que no tenían especial confianza en el encuentro, ponderan de forma positiva el comunicado conjunto, donde los dos países reiteraban la necesidad de evitar a toda costa una escalada nuclear, conjurando de paso el peligro de un hipotético conflicto de consecuencias inimaginables.
El encuentro no disipó la desconfianza sobre los ciberataques, el programa nuclear iraní o el apoyo ruso al régimen de Asad
Críticas republicanas
Sin embargo, los republicanos acusan al presidente Biden de ser débil con Rusia, ignorando convenientemente cuatro años de halagos a Putin por parte de Donald Trump.
El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, señaló que «Biden debería haber usado la cumbre para demostrar que EE UU responsabilizará a Rusia por su larga lista de transgresiones». «Necesitamos un liderazgo real que vuelva a poner al pueblo estadounidense en primer lugar». El propio Trump indicó que EE UU «no obtuvo nada» de la reunión. Asimismo, el ex secretario de Estado Mike Pompeo, un potencial candidato presidencial en 2024, declaró que «EE UU hoy más débil de lo que era en el escenario mundial hace solo 48 horas».