Suecia se asoma a unas elecciones anticipadas
Una moción de censura amenaza con derribar al Gobierno el lunes
A una semana de que el «Riksdag» (Parlamento) inicie su receso vacacional, la política sueca se encuentra inmersa en una montaña rusa que amenaza con derribar al Gobierno en minoría de Stefan Löfven y precipitar un adelanto electoral. El partido ultraderechista Demócratas Suecos (DS), tercera fuerza parlamentaria con 62 diputados, ha presentado una moción de no confianza que será apoyada por el Partido de la Izquierda, hasta ahora socio parlamentario de Löfven, que no suma con los 35 escaños necesarios para presentarla por sí mismo.
El apoyo de los conservadores del Partido Moderado y los cristiano demócratas haría triunfar la moción, prevista para el próximo lunes, y derribaría al Gobierno. Los cuatro grupos suman 182 votos (siete más que los 175 necesarios) frente a los 116 que de socialdemócratas y verdes.
El detonante de la situación es el acuerdo de Löfven con liberales y centristas, que apoyan al Gobierno pero no forman parte de la coalición, para permitir a los propietarios de viviendas poner precios de mercado a los nuevos nuevos alquileres. La legislación sueca vigente garantiza unos alquileres asequibles que permiten el acceso a la vivienda, pero como consecuencia ha reducido el número de inmuebles disponibles, lo que ha dado lugar a largas listas de espera para hallar casa.
El Ejecutivo ha prometido sentarse a negociar con el Sindicato de Inquilinos, pero no ha sido suficiente para la líder del Partido de Izquierda, Nooshi Dadgostar, que apenas lleva siete meses al frente de la formación. Los ex comunistas exigían modificar o retirar el proyecto de ley. «No ha sido una decisión fácil, pero alguien tiene que levantarse por los arrendatarios en Suecia. No confiamos en el primer ministro», justifica Dadgostar.
Mientras, la extrema derecha logra el ansiado protagonismo político que le ha arrebatado el aislamiento al que la han sometido los demás partidos desde que irrumpió por primera vez en el Parlamento en 2010. «Actualmente hay una mayoría en el Parlamento que quiere derrocar al primer ministro», explica su portavoz, Henrik Vinge.
En caso de triunfar la moción de no confianza, Löfven debería presentar su dimisión o bien convocar elecciones anticipadas un año antes del fin de la legislatura. Sin embargo, la Constitución sueca prevé otros escenarios. Si el Ejecutivo dimite, pero no llama a las urnas, el presidente del Parlamento iniciaría sus consultas con los ocho partidos con representación en el «Riksdag» que, según el actual reparto de escaños, podría concluir con el encargo al líder socialdemócrata de que forme un nuevo Gobierno.
En una comparecencia pública, Löfven aseguró que esperaría al resultado de la votación antes de «pensar en qué es lo mejor para Suecia». El primer ministro sueco no ahorró críticas contra los ex comunistas. «Lanzar a Suecia a una crisis política en esta difícil situación para el país no es responsable», reprocho en alusión a la pandemia.
Los ex comunistas retiran su apoyo al Gobierno en protesta por una ley que ajustará los nuevos alquileres al mercado