Terror mudo de peso

Tras dejarnos helados hace tres años y demostrar que en boca cerrada no entran moscas ni en casa, voraces criaturas extraterrestres, los Abbott están de vuelta tras el trágico final con el que se cerraba la película anterior; de manera que Evelyn (Emily Blunt) junto con sus tres hijos, Regan, Marcus y el bebé, deben seguir enfrentándose a los terrores que se agazapan en el mundo exterior. Durante la primera entrega también descubrieron casi de milagro cómo acabar con los monstruos que atacan cuando oyen algún sonido, lo que nos callaremos por si alguien no tuvo la suerte de verla aún, de ahí que decidan traspasar los límites y adentrarse en lo desconocido. Pero el ser humano continúa siendo el peor enemigo de los animales a dos patas, de manera que habrá que sumar peligros... Tras un muy acertado prólogo donde el espectador conoce algo más sobre la extraña invasión que padece la Tierra, nos sumergimos, pues, en una nueva, pavorosa y vibrante película, que esta vez aumenta las escenas de acción, y en una desesperada lucha «subterránea» por sobrevivir a esta nueva pandemia a la que el planeta se está enfrentando. De hecho, escenas como las de los protagonistas descubriendo a una mini comunidad viviendo al aire libre y parece que sin miedos a los ruidos y sus consecuencias recuerdan a la actual que aún padecemos. Es como si nos topásemos con una calle llena de gente sin mascarilla ni protección alguna, para

entendernos. El director ha vuelto a conseguirlo, y la excelente Blunt también: que la pasemos otra vez canutas y que hasta cuando tragamos saliva nos parezca que los alienígenas lo han oído desde el otro lado de la pantalla. Dicen que no hay dos sin tres y, en este caso, los amantes del género, pero, sobre todo, del buen cine, del alto entretenimiento, estamos de enhorabuena porque los estudios ya han anunciado que viene de camino. Mejor que, mientras tanto, no comentemos sobre el tema ni una palabra...