La Razón (Andalucía)

Robots, los nuevos compañeros de la oficina

Perros autómatas o brazos articulado­s son algunas de las nuevas herramient­as que se utilizan en el sector de las infraestru­cturas y las energías renovables

- M. R. -

UR10, MiR 200, Warthog, Pep¬per, Spot, no son personajes de una nueva película de ciencia ficción. Son los futuros encargados de realizar las tareas más peligrosas de la construcci­ón o la energía, entrar en túneles aún no consolidad­os, reparar fugas en zonas poco accesibles, realizar trabajos de altura…

Se trata de robots que están siendo «entrenados» por los profesiona­les de la multinacio­nal española Acciona. La firma está a la cabeza en aplicación de robótica a sectores como la construcci­ón, las energías renovables o la gestión del agua. «El término entrenar es correcto en nuestro caso, porque lo que hacemos es programar estos robots para hacer tareas y enseñarles a llevarlas a cabo. Nosotros no inventamos robots, miramos en el mercado internacio­nal qué es lo más novedoso que se está desarrolla­ndo y después nos preguntamo­s ¿para qué nos puede servir esta nueva tecnología? Si la respuesta es que puede ser útil para mejorar nuestros procesos, entonces establecem­os colaboraci­ones y comenzamos a trabajar», explica Carlos Crespo, responsabl­e responsabl­e del área de robótica de Acciona.

Entre los robots más llamativos que están siendo ahora mismo testados figuran los famosos autómatas de Boston Dynamics, una suerte de perros articulado­s de aspecto futurista que la compañía está empezando a aplicar para llevar a cabo tareas de riesgo en la construcci­ón.

Uno de los mejores ejemplos de su uso es la ejecución de túneles. Se trata de una de las labores más complejas de ingeniería civil, que hasta el momento implicaba una fuerte dosis de artesanía y no estaba exenta de riesgo, sobre todo en los casos donde no se puede usar tuneladora­s, y por tanto, se aplica el llamado «método austriaco», un proceso muy delicado de voladuras con dinamita, ventilació­n, extracción del material…

CREACIÓN DE EMPLEO

Los robots de Boston Dynamics, permiten a Acciona escanear el frente y el interior de los túneles en construcci­ón, controland­o mucho mejor todo el proceso. De esta manera, se evitan errores topográfic­os, se reducen los excedentes de material usados, se hace más corto el plazo de ejecución, etc. Todo esto era impensable hace unos años, cuando el riesgo impedía a los operarios humanos entrar en los túneles en determinad­as fases de la ejecución o les obligaba a hacerlo de manera mucho más puntual, mucho menos ágil y mucho menos precisa.

Este es un buen ejemplo de uso de robots en una tarea que antes no llevaba a cabo un humano, sino que simplement­e no era posible efectuar.

Por ejemplos como este en Acciona están convencido­s de que la automatiza­ción y robotizaci­ón no pone en riesgo puestos de trabajo si no todo lo contrario. «El Foro Económico Mundial predice que la revolución tecnológic­a creará en cuatro años 97 millones de trabajos en el mundo adaptados a la división entre humanos, máquinas y algoritmos», comentan desde la multinacio­nal. Los puestos de trabajo se transforma­rán, pero no habrá una reducción neta de vacantes laborales. De hecho, de las diez profesione­s más demandadas en un futuro próximo, la primera será la de experto en robótica y automatiza­ción, según la consultora Connecting Visions.

OPERACIONE­S ESTRATÉGIC­AS

Carmen Camuñas, que coordina las áreas de innovación o skills centers de Acciona, precisa que, además, la robotizaci­ón ayuda a retener talento «ya que descargamo­s de tareas repetitiva­s a los trabajador­es y ponemos el foco en que realicen actividade­s de mayor valor añadido, lo que, además de mejorar la productivi­dad, también aumenta su nivel de satisfacci­ón laboral».

Entre las tareas repetitiva­s a las que se refiere Camuñas figuran el movimiento de piezas, la desinfecci­ón de superficie­s, la vigilancia de instalacio­nes o algo tan poco «vistoso», pero tan estratégic­o, como la limpieza de los paneles solares, esencial para garantizar su rendimient­o.

Los robots son ya herramient­as útiles para mejorar los procesos, pero en breve serán también auténticos compañeros de trabajo. «El siguiente paso es que los robots no sean teleoperad­os, sino autónomos, es decir, que en base a una inteligenc­ia artificial sean capaces de tomar decisiones y ejecutar tareas complejas, aunque la mano humana es esencial para asegurar el proceso y llevar a cabo las operacione­s más delicadas, aunque sea en remoto», concluye el responsabl­e del área de robótica.

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Hasta el uso de estos autómatas, la ejecución de túneles era un actividad muy arriesgada

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