La Razón (Andalucía)

FOIE POR UN TUBO

- MAR VILLASANTE

Un exquisito manjar que oculta un siniestro proceso de elaboració­n: la alimentaci­ón forzada de patos y ocas, cebados mediante sondas o tubos para obtener un hígado hipertrofi­ado que al menos pesará 300 o 400 gramos. Y hasta diez veces su tamaño normal. Los animales pasan por una fase de cría (10 a 15 semanas) y otra de engorde (10 a 16 días) que supone la transición hacia una alimentaci­ón asistida, inmoviliza­dos en jaulas, durante unos 12 días. Un pato criado para este fin vivirá, de este modo, unos cuatro o cinco meses. En libertad, podría llegar a unos 10 años, pero esa es ya otra historia.

Las cifras de la Federación Europea del Foie Gras revelan que cinco países de la UE acaparan el 90% de la producción mundial. Francia se sitúa como el principal productor (73,9%), seguido de Hungría (13%), Bulgaria (10,4%), España (2,6%) y Bélgica (0,1%). Entre los cuatro suman 22.700 toneladas (2019). El sector genera más de 50.000 empleos directos, con un volumen de negocio de 4.000 millones de euros.

Así las cosas, el Parlamento Europeo ha reclamado a la Comisión Europea que proponga una legislació­n para eliminar gradualmen­te la «cruel e innecesari­a» alimentaci­ón forzada para la producción de foie gras. La resolución responde a una iniciativa ciudadana europea que pide también la prohibició­n de las jaulas y que ha sumado 1,4 millones de firmas.

Se calcula que solo en España (recordemos, apenas el 2,6% producción UE) más de 1,15 millones de estas aves son sometidas cada año a esta sobrealime­ntación. Países como Luxemburgo, Noruega, Suiza, Dinamarca, Holanda, Polonia, Finlandia, Alemania, Reino Unido o Italia ya prohíben su producción. Reino Unido también anuncia que prohibirá su importanci­ón. Una corriente que avanza por el mundo.

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