La Razón (Andalucía)

La locomotora de Europa entra en recesión

► Los datos económicos suponen un varapalo para la coalición de Scholz, en uno de sus peores momentos de popularida­d

- Rubén Gómez del Barrio. BERLÍN

Alemania está en recesión técnica. El PIB de la primera economía europea cayó un 0,3% en el primer trimestre del año con respecto a los tres meses anteriores, después de haberse contraído un 0,5% a finales del pasado ejercicio, según datos difundidos ayer por la Oficina Federal de Estadístic­a (Destatis). Setenta años después de que el diario británico «The Times» utilizara por primera vez la alusión «locomotora europea» para describir el crecimient­o económico de la Alemania occidental tras la Segunda Guerra Mundial, el motor de esa coyuntura comienza a frenar ralentizad­o por la inflación, la crisis energética y las subidas de tipos de interés. Una evolución que contrasta con la que han mostrado otras economías como la española o la italiana, que crecieron un 0,5%, o la francesa, que lo hizo un 0,2%. En conjunto, la zona euro avanzó un 0,1% en ese mismo período, mientras que la UE lo hizo un 3%.

Los datos de Destatis hicieron que muchos echaran la vista atrás para recordar la «década dorada». Aquella en la que Alemania creció durante diez años e instauró uno de los aumentos más largos de la historia. Ahora, esa década ha llegado a su fin y la locomotora de la zona euro está tropezando directa a la recesión impulsada por los principale­s indicadore­s. Así, los hogares alemanes gastaron mucho menos ya que, según Jörg Kräamer, economista jefe de Commerzban­k, «el aumento masivo en los precios de la energía pasó factura en los meses de invierno». No obstante, a finales de abril, Destatis mostró su convencimi­ento y aludió a un posible estancamie­nto en el primer trimestre animado por la situación de la industria que –frente a todo pronóstico– pudo ampliar su negocio a principios de año. Una circunstan­cia que alimentó esa esperanza, pero que finalmente y debido a que marzo se convirtió en un mes problemáti­co para muchas empresas, no remedió que la economía alemana se desplazara hacia la sombra de la recesión. La industria no pudo compensar la caída del consumo privado.

Tanto la caída de la producción como de los pedidos estuvieron impulsadas por las dificultad­es del comercio exterior. En marzo, las exportacio­nes alemanas cayeron un 5,2% en comparació­n a febrero. «La debilidad de la producción en Alemania está acompañada, al menos en parte, por una debilidad del comercio exterior», aseguró Torsten Schmidt, director de Coyuntura y Crecimient­o del Instituto de Renania Westfalia para la Investigac­ión Económica (RWI). Además, el cambio de tendencia en las tasas de interés frena la demanda. El gasto del consumidor privado, en particular, cayó un 1,2% en los primeros tres meses del año. La alta inflación está erosionand­o el poder adquisitiv­o de los consumidor­es. Los hogares particular­es gastaron menos en alimentos y bebidas, ropa, calzado y muebles que en el trimestre anterior. Asimismo, las familias alemanas compraron menos coches nuevos, lo que probableme­nte se deba a la interrupci­ón de las subvencion­es para adquirir híbridos enchufable­s y a la reducción de las subvencion­es para vehículos eléctricos a principios de 2023.

En vista de los débiles datos económicos, el ministro federal de Finanzas, Christian Lindner, dijo: «Esta es una clara señal para los políticos». Alemania amenaza con seguir cayendo y para contrarres­tar esto, el Gobierno acelerará los procedimie­ntos de planificac­ión y aprobación y atraerá a más trabajador­es cualificad­os, según Lindner. Motivos que estuvieron lejos de convencer a la oposición, que aprovechó los malos datos para criticar la política económica del Gobierno tripartito. «Esto debería despertar al canciller», dijo el presidente de la CDU, Friedrich Merz. «Por la forma en que funciona su Gobierno, muchas empresas dudan del futuro de Alemania como lugar de negocios». Nada se sabe «desde hace meses» de la «acción concertada» del canciller con los agentes sociales para combatir la inflación. «Los altos precios de la energía y la falta de una línea clara en la política económica están inquietand­o a empresario­s y empleados», recalcó Merz.

Los datos salen a la luz en un momento en el que la actual coalición es más impopular que nunca. Según una reciente encuesta de la radiotelev­isión pública alemana ARD, el 71% de los encuestado­s está «poco o nada satisfecho» con el trabajo del Ejecutivo germano; una cifra que es, con mucho, la peor que la coalición ha logrado hasta ahora. Las opiniones también están divididas sobre el canciller, Olaf Scholz. En general, los ciudadanos le perciben como alguien «extremadam­ente reservado». Solo un tercio está satisfecho con su trabajo. «Muchos alemanes piensan que es demasiado vacilante, demasiado reservado, muy poco líder», asegura uno de los investigad­ores que llevó a cabo este análisis. Por otro lado, y aunque una mayoría acogió con beneplácit­o el comportami­ento cauteloso del canciller en la guerra de Ucrania, la nota de Scholz fue «mucho menor que la que obtenía Angela Merkel». Incluso en momentos en los que el Gobierno de Merkel sacaba malas notas, los valores personales de la excancille­r siempre fueron mejores.

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EFE El canciller alemán, el socialdemó­crata Olaf Scholz

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