La Razón (Andalucía)

«Este proyecto me ha devuelto al motivo por el que me hice médico»

Ha vuelto a hacer historia, esta vez con el primer trasplante de útero realizado en nuestro país

- Eva S. Corada. MADRID

JuntoJunto al doctor Francisco Carmona, ha coliderado el primer trasplante de útero de nuestro país, pero no es su primer hito (suya fue la primera nefrectomí­a vaginal del mundo) y puede que tampoco sea el último: «Ando siempre dándole vueltas a la cabeza», confiesa. Sin embargo, y pese a la complejida­d técnica requerida en esta última operación, él destaca la parte emocionald­el proyecto y cómo el lograrlo le ha recordado el porqué se hizo médico.

¿Cuál ha sido la principal complicaci­ón que se han encontrado en una intervenci­ón complicada de por sí?

Fundamenta­lmente dos puntos. Uno, la complejida­d organizati­va, porque son muchos aspectos que hay que estudiar: el estudio de la receptora, el de la donante, luego el trasplante en sí, el ser capaz de implantar los óvulos fecundados en la mujer, la inmunosupr­esión, el que al final el niño llegue a término con viabilidad... el doctor Carmona es el que es el alma de todo ese proyecto. Donde yo me he centrado, es la cosa que marcaba la diferencia, el trasplanta­r un útero, y la dificultad técnica, básicament­e, se debe a la vasculariz­ación de este, que es un órgano que cuando no está en gestación tiene muy pobre vascular iza ción, con arteria s que no llegan a 2 mm. Además, por medio van pasando, por ejemplo, los uréteres que quedan entre medio de esas arterias y venas, y le da un poquito más de complejida­d si cabe.

Este trasplante era un proyecto en el que llevan trabajando años. ¿Cuánto ha durado el proceso?

Desde el trasplante al nacimiento han sido dos años y medio. Y previament­e, el estudio fueron como seis meses antes del trasplante. O sea, que han sido como tres años desde que el Dr. Carmona empezó con todo. Antes había habido entrevista­s del apaciente con el doctor C ar mona, se le habían explicado pros, contra syriesg os de la cirugía, tanto para ella como para la que iba a ser la donante, que en principio era su madre, pero unas semanas antes, por problemas médicos de la madre, tuvo que ser la hermana.

¿Hubo un cambio a última hora?

Exacto. Era la madre en la que se estaba estudiando como donante, que nos gusta más como concepto, pero la hermana, que ya tenía un hijo y cumplido su deseo gestaciona­l, dijo «si no es mi madre, lo voy a hacer yo». Y la estudiamos, vimos que tenía un útero maravillos­o, con unas arterias y venas que nos parecían correctas.

Han completado ya el segundo trasplante de estas caracterís­ticas.¿ Llegará a normalizar­se este tipo de intervenci­ón?

La idea es que sea así. En el Ka rol insm os de Estocolmo está normalizad­o. Y antes de hacer la intervenci­ón fui con elDr.C ar mona a Dallas para ver un caso y esta gente lo hace de una forma sistematiz­ada. Ellos tienen unos 15 niños ya nacidos, y para ellos ya un algo normal. Cuando llegué me dijeron que los tres primeros los habían perdido. Y pensé, «dónde nos estamos metiendo». Pero está funcionand­o lo que hehecho.

hehecho. El primero con el niño recién nacido y el otro está funcionand­oy yo creo, e intentarem­os que tenga la evolución de que ha tenido Jesús, que ha ido bien.

Tengo entendido que uno de los motivos por los que no se hacen más trasplante­s de este tipo es por una cuestión ética...

Se han hecho como unos 100 trasplante­s en el mundo y han nacido alrededor de 50 niños, sobretodo en países poco «sospechoso­s» como Suecia y E E U U. Nosotros decidimos que lo íbamos a hacer como un proyecto de investigac­ión para el que pedimos la autorizaci­ón para hacer cinco trasplante­s, de los cuales hemos hecho dos hasta el momento y la idea es, una vez realizados, evaluar los resultados. Lo que queríaka

mos demostrar es la factibilid­ad del trasplante en nuestro medio, en un hospital español. Que somos capaces aquí de hacerlo. Tras presentarl­o a los comités éticos pertinente­s obtenemos la autorizaci­ón administra­tiva para este estudio experiment­al. Se pueden aducir pegas, como que el útero no es ningún órgano fundamenta­l. ¿Realmente tiene usted que arriesgar ala donante ya la receptor a? Bueno, está también la libertad del paciente, de asumirlo, siempre y cuando pensemos que no estamos haciendo ningún disparate. Yo, por ejemplo, he hecho 1.600 trasplante­s de riñón como primer cirujano y, de ellos, probableme­nte la mitad son de donante vivo, habitualme­nte aun pariente.Estamos acostumbra­do sal o que es el donante vivo y esto es parte del juego. Los comités de ética considerar­on que valía la pena autorizarn­os y que se evalúe porque, obviamente, si no es factible ya no hay debate ético. Si no van bien, si no nacen niños, si se trombosan o el riesgo-beneficio es muy desfavorab­le, más vale que no lo hagamos. Pero no.

¿Y usted qué opina al respecto?

Lo que yo opine no tiene ningún interés. Es mi opinión, una entre 48 millones de españoles. Obviamente es positiva, no tienes nada más que ver la cara de esa madre, cómo mira a su hijo. A mí todo el mundo me busca por el aspecto técnico, pero lo que yo digo es que este es un programa de emoción, de pasión, de la tenacidad de esa madre desde el día uno, cómo quería su hijo y hasta que no ha nacido no ha parado y ha pasado por todo. A mí me ha devuelto personalme­nte al motivo por el que me hice médico.

La receptora sabemos sufre una enfermedad por la que no tiene útero pero, ¿qué caracterís­ticas tiene que tener la donante?

Tiene que ser una mujer sana, que tenga cumplido su deseo gestaciona­l, que puede ser perfectame­nte –y, de hecho, preferimos– incluso menopáusic­a, pues al poner ese útero otra vez en el ambiente hormonal de una mujer fértil, con sus ovarios activos, vuelve otra vez a funcionar. Y esas básicament­e son las condicione­s. Una mujer sana que pueda afrontar una cirugía de histerecto­mía y un útero que sea normal y que se ha demostrado ha sido capaz de gestar a un hijo.

Este proyecto corre a cargo del propio hospital, pero ¿cree que, si los resultados son positivos, se incorporar­á al SNS?

Eso es. Pero esto no le ha costado ni un duro a la Sanidad pública. El dinero que se ha gastado es todo un proyecto de investigac­ión. No hemos dejado de hacer nada, ni hemos gastado el dinero a futuro. Hay que establecer un debate en la sociedad, con tranquilid­ad, y ver puntos a favor y en contra. Y algo importante será el coste económico, a cuántas personas podemos beneficiar o si ese dinero interesa ponerlo más ahí o en salud dental. Eso no lo sé. Es ya otro debate. Yo lo que tengo quehaceres demostrar que es factible, que es algo que se puede hacer y con seguridad.

En algunos países se han hecho con donante cadáver .¿ Qué ventajaso inconvenie­ntes tienen una y otra modalidad?

Muy pocos. Y normalment­e los donantes son multiorgán­icos. No es que una mujer que haya fallecido diga yo voy a dar el útero. Da los riñones, el hígado, el páncreas, el corazón... Entonces, si le pedimos el útero seguro que lo dona, pero su extracción son muchas horas, y siempre existe el riesgo de que acabemos dañando otros órganos durante esa cirugía por mala per fusión, y el demorar toda esa cirugía, durante 8 o 10 horas para que entren el resto de equipos de órganos que se consideran vitales y que, en teoría, irían por delante del útero, también genera un debate ético. Todo es debatible. Además, la cirugía del donante vivo es mucho más controlada, la puedes planear, con el paciente perfectame­nte estudiado, saber las arterias como son, no hay que movilizara todo el mundo corriendo ... Tiene una serie de ventajas indudables. Pero no nos cerramos a hacerlo de donante fallecido. Pensamos que es una maravillos­a opcióny que, segurament­e, acabemos haciéndolo también con donante fallecido si la sociedad decide que sí, que vale la pena hacerlo.

Lo que queríamos demostrar es la factibilid­ad de hacer un trasplante así en un hospital español»

«Hay que establecer un debate en la sociedad sobre puntos a favor o en contra de esta intervenci­ón»

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