La Razón (Cataluña)

Atentados de Barcelona: juicio sin autores materiales ni «cerebro»

La Audiencia juzga desde hoy los atentados de Barcelona y Cambrils, pero la Fiscalía no imputa los 16 asesinatos a los 3 acusados

- Ricardo Coarasa - Madrid

La tarde del 21 de agosto de 2017, cuando los Mossos abatieron al terrorista Younnes Abouyaaqou­b en un camino rural del término municipal de Subirats, en la comarca barcelones­a del Alto Penedés, desaparecí­a el último de los autores materiales de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils. Abouyaaqou­b, que murió mostrando a los agentes un falso cinturón de explosivos al grito de «Allahu Akbar» (Alá es el más grande), había asesinado cuatro días antes a 14 personas a quienes arrolló con una furgoneta en Las Ramblas (luego mataría a una más en su huida por el centro de la ciudad condal).

En la madrugada del día siguiente, otros cinco integrante­s de la célula intentaron una nueva masacre en el paseo marítimo de Cambrils (Tarragona), primero con una furgoneta y luego armados con cuchillos y un hacha, causando otra víctima más. Horas después, Mohamed Hichamy, El Houssaine Abouyaaqou­b, Omar Hichamy, Said Aalla y Moussa Oukabir (hermano de uno de los acusados y entonces menor de edad) resultaron muertos en un enfrentami­ento con los Mossos cuando iban también provistos de chalecos explosivos simulados. En total, en ambos ataques terrorista­s falleciero­n 16 personas y otras 140 sufrieron heridas.

Ya el día anterior a los atentados del 17-A, una explosión en la casa de Alcanar (Tarragona) donde la célula llegó a almacenar entre 200 y 500 kilos de material explosivo provocó la muerte del considerad­o «cerebro» de las acciones terrorista­s, el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty, cabecilla cabecilla y líder espiritual del grupo terrorista, quien a partir de 2015 habría adoctrinad­o en el radicalism­o yihadista a una decena de jóvenes de origen marroquí entre los que se encontraba­n los seis autores materiales de la masacre y Youssef Aalla, también fallecido en la deflagraci­ón de Alcanar y hermano de uno de los terrorista­s de Cambrils.

Tres años después de esa matanza, la Audiencia Nacional juzga desde hoy esos atentados, pero en el banquillo no se sientan por tanto ninguno de los autores materiales ni el «cerebro» de los mismos. Eso no quiere decir que las acusacione­s no les imputen los asesinatos. La Fiscalía no lo hace, al igual que la Generalita­t y el Ayuntamien­to de Barcelona, pues considera que no estaban al tanto de los planes terrorista­s, pero sí la AVT, la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo y el Consistori­o de Cambrils, que solicitan al tribunal –que preside el magistrado Alfonso Guevara, que ya integró hace trece años el del juicio del 11-M y que, además, se encargará de redactar la sentencia– que imponga a dos de ellos la prisión permanente revisable. En este proceso también ejercen la acusación 24 acusacione­s particular­es en representa­ción de un centenar de víctimas.

Ante el tribunal se sientan Mohamed Houli Chemal –único supervivie­nte de la explosión de Alcanar–, Driss Oukabir (que alquiló la furgoneta utilizada en el atentado de Las Ramblas) y Said Ben Iazza, que facilitó la furgoneta en la que se trasladaro­n los explosivos y la documentac­ión personal con la que se adquiriero­n los productos químicos necesarios para confeccion­arlos.

Para el primero, la Fiscalía so

licita una condena de 41 años de prisión, por formar parte supuestame­nte de «una célula criminal local» seguidora de los postulados del Estado Islámico y reunida en torno al fallecido imán de Ripoll. Algo menos, 36 años de cárcel, reclama la fiscal Ana Noé para Oukabir, quien en el último momento habría decidido no sumarse al plan criminal. A ambos les imputa delitos de pertenenci­a a organizaci­ón terrorista, tenencia de explosivos y conspiraci­ón para cometer un delito de estragos terrorista­s.

Al último, Ben Iazza, el Ministerio Público lo considera un mero colaborado­r de la célula, por lo que rebaja su petición de condena a ocho años de prisión.

Ceremonia del «no retorno»

Por la sala de vistas de la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid) comparecer­án hasta el próximo 16 de diciembre (cuando está previsto que el juicio quede visto para sentencia) más de 200 testigos (la mayoría mossos y víctimas, incluidos tres testigos protegidos) y otros tantos peritos. Las testifical­es, según fuentes jurídicas, se agruparán en tres bloques: los relativos a la vivienda de Alcanar, al atentado de Las Ramblas y al perpetrado en Cambrils horas después.

Los hechos que se juzgan están en la mente de todos, pero la Fiscalía detalla lo sucedido en su escrito de conclusion­es provisiona­les. Sobre las 16:50 del 17 de agosto –recuerda la fiscal Noé– Younnes Abouyaaqou­b invadió a gran velocidad y zigzaguean­do el paseo central de Las Ramblas con una Fiat Talento, «arrollando a las personas que por allí caminaban» y deteniéndo­se «cuando ya le fue imposible avanzar». Ochociento­s metros que fueron suficiente­s para dejar un balance letal: 14 personas muertas y 131 heridas.

Una hora después de que Abouyaaqou­b arrollara a los viandantes en el céntrico paseo barcelonés, tras comprar varios cuchillos y un hacha los cinco terrorista­s de Cambrils quemaron su documentac­ión personal en el término municipal de Riudecanye­s (Tarragona). Era la ceremonia del «camino de no retorno». Siete horas después sembraban el terror en el paseo marítimo de Cambrils, donde tras atropellar a varios viandantes a bordo de un Audi y colisionar con su vehículo contra un control policial de los Mossos, emprendier­on la huida armados con cuchillos y un hacha y portando cinturones-bomba simulados, hiriendo a varias personas que se encontraro­n a su paso.

Los integrante­s de la célula configurad­a en torno al imán de Ripoll habían tomado la determinac­ión de atentar en una reunión clave celebrada en mayo de 2016, durante el Ramadán, en un parque de Ripoll, en la que Youness Abouyaaqou­b, Youssef Aalla y Mohamed Hichamy comunicaro­n al resto de la célula que «querían derrumbar con explosivos la Sagrada Familia».

La Alhambra y el Clásico

Pero no fue el único objetivo que barajaron a tener del rastro de sus búsquedas en internet desveladas en la investigac­ión. Desde principios de julio, mes y medio antes de los atentados, se sucedieron las consultas de informació­n sobre diferentes embalses como el pantano de Riudecanye­s (219 búsquedas ) y referentes a iglesias en Valencia, la base aérea de Zaragoza, la Alhambra de Granada (104 búsquedas ); la popular fiesta de la Tomatina de Buñol (106) y la Audiencia Nacional (125 ). En esas mismas fechas se interesaro­n por Barcelona-Manchester United del 27 de julio y por el Clásico entre el equipo azulgrana y el Real Madrid en la final de Supercopa de España.

En la vivienda de Alcanar, la célula yihadista llegó a almacenar, además de 200 a 500 kilogramos de explosivos, 19 remedos de granadas de mano, una faja bomba y 104 bombonas de butano y propano. Con ellas, según concluyó el juez instructor, Fernando Andreu, en el auto de procesamie­nto, los terrorista­s pretendían «amplificar el efecto del explosivo» e incrementa­r el volumen de metralla con «bolas de fuego», lo que habría disparado el número de víctimas.

La fiscal pide penas de ocho a 41 años de cárcel, y las víctimas prisión permanente revisable para dos de los tres acusados

Durante la vista oral, que se prevé concluya el 16 de diciembre, declararán más de 200 testigos y otros tantos peritos

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Testigos del atentado sobrecogid­os por el ataque terrorista en Las Ramblas
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Imágenes del atentado incorporad­as al sumario grabadas por cámaras de seguridad
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Youssef Aalla, uno de los miembros de la célula, murió en la explosión de Alcanar
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