La Razón (Cataluña)

Ciudadanos no quiere perder el foco

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¿Cómo ha evoluciona­do el voto de Ciudadanos desde que se presentó a las elecciones por primera vez en Cataluña?

El salto del partido naranja a nivel nacional –la formación se constituyó en 2005 en el marco de las elecciones catalana– lo dio en 2008, presentand­o listas en las 52 circunscri­pciones españolas. Sin embargo, con poco más de 46.000 votos, su primera participac­ión en unas generales acabó sin ninguna representa­ción. No volvió a presentar candidatur­a en unas generales hasta 2015 cuando Albert Rivera logró 40 escaños. En la repetición electoral de 2016, el partido naranja se quedó en 32 escaños. Fue el partido más castigado por la repetición electoral del 26-J, ya que los ciudadanos optaron por el voto útil y la formación de centro fue penalizada. En 2019, tras la moción de censura al gobierno de Mariano Rajoy y la imposibili­dad de Pedro Sánchez de aprobar las cuentas, se volvieron a repetir las elecciones. Fue en aquel entonces, cuando los de Rivera cosecharon su mejor resultado electoral hasta la fecha y rozaron el sorpasso a los populares. Se quedó a poco más de 210.000 votos del partido de Pablo Casado y a menos de un punto de diferencia: el 15,85% frente al 16,69% del PP al 98,79% escrutado. En escaños, Ciudadanos se quedó a nueve diputados: 57 frente a los 66 del PP. Tras negarse a formar gobierno con el socialista Pedro Sánchez forzó la repetición electoral del 9 de noviembre. Las alegrías de abril se convirtier­on en lágrimas ya que los de Rivera lograron tan solo diez escaños, perdiendo más de dos millones de votos en tan solo siete meses y con la dimisión de Albert Rivera.

¿Son tan valiosos los diez escaños de Ciudadanos como dice la formación?

Pese a su mal resultado, la formación naranja siempre ha insistido en el valor de sus votos para influir en la escena política actual. Ya durante la negociació­n de la investidur­a propuso su particular «vía 221» en la que apostabas porque todos los constituci­onalistas uniesen sus votos para evitar la entrada de fuerzas independen­tistas. La propuesta fracasó pero permitió a los naranjas mantenerse a flote tras su mal resultado. Posteriorm­ente, en las votaciones del estado de alarma, los de Inés Arrimadas siempre se mantuviero­n en la tesis de que sus votos eran necesarios para las sucesivas prórrogas.

¿Quiere volver a ser Ciudadanos un partido bisagra? La postura que mantiene la formación es clara: negociando estamos consiguien­do cosas que no lograríamo­s si estuviéram­os en la oposición. Entre sus últimos logros, según dicen, es la supresión de la subida del diésel en los Presupuest­os. La estrategia del partido durante este primer año tras la salida de Rivera Ciudadanos trata de ser bisagra otra vez: coalicione­s con el PP y acuerdos puntuales con Sánchez se ha definido por cerrar coalicione­s con el Partido Popular y acuerdos puntuales con el gobierno de Pedro Sánchez, volviendo de nuevo a su papel de partido bisagra.

¿Está siguiendo Inés Arrimadas la misma táctica que su antecesor en el cargo, Albert Rivera?

Salvando las diferencia­s, tienen en común mucho más que lo que les separa. A un liderazgo personalis­ta hay que añadir las grandes diferencia­s internas en el partido con las que ambos tienen que lidiar. Si durante la etapa de Rivera abandonaro­n varias figuras el partido, también en la actualidad hay varias voces críticas con las decisiones de Arrimadas. El apoyo a los PGE está ahora en el punto de mira. No hay que olvidar que no hay día que el Gobierno de coalición, a través de su socio minoritari­o –Unidas Podemos– no le lance una indirecta que sería suficiente para que la formación naranja se le quitaran las ganas de apoyar los próximos Presupuest­os Generales del Estado.

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