La Razón (Cataluña)

Rusia fuerza a Armenia y Azerbaiyán a cesar las hostilidad­es en Nagorno

Protestas en Ereván por un acuerdo que supone renuncias territoria­les en el enclave

- Moscú Eduardo Bajo -

La paz llega finalmente al Cáucaso después de más de un mes de conflicto armado en la región de Nagorno Karabaj, disputada desde el fin de la Unión Soviética por Azerbaiyán y Armenia. El acuerdo firmado por ambas partes, gracias a la mediación de Rusia, es sustancial­mente más beneficios­o para Azerbaiyán, según palabras del primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, que anunciaba ayer en su cuenta de Facebook de manera inesperada la materializ­ación de un pacto que pone fin al último episodio bélico en una de las regiones más calientes del planeta.

«El texto de la declaració­n es muy doloroso, personalme­nte para mí y para nuestro pueblo. Tomé esta decisión tras un profundo análisis de la situación militar y una valoración de las personas que tienen un mayor dominio de la situación”, comunicaba Pashinyan.

Poco después, el presidente ruso, Vladimir Putin, intervenía en el primer canal de la televisión de su país para confirmar la noticia comunicand­o algunos de los puntos del acuerdo, como un alto el fuego total desde el día de ayer, la vuelta de los desplazado­s y refugiados, el intercambi­o de prisionero­s y el fin del bloqueo entre las zonas reanudando las conexiones y transporte­s.

Asimismo, el presidente ruso anunció el despliegue «de un contingent­e de mantenimie­nto de la paz de la Federación de Rusia que está desplegado a lo largo de la línea de contacto en Nagorno Karabaj y a lo largo del corredor que conecta a Nagorno Karabaj con la República de Armenia».

La vigilancia por parte rusa implicará la movilizaci­ón de casi 2.000 efectivos y un amplio despliegue de equipos de defensa para garantizar, por un lado, que ambas partes cumplan lo acordado y, por otro y más importante para Moscú, reforzar su presencia militar en la zona y prolongar su hegemonía en el Cáucaso.

Armenia es un socio preferente del Kremlin, vinculado a un acuerdo de defensa con Rusia y Azerbaiyán siempre ha mantenido buenos lazos con Moscú, suavizando suavizando las relaciones entre Turquía y Rusia. La observació­n rusa se prolongará durante los próximos cinco años, prorrogabl­es en períodos de la misma duración, a no ser que alguna de las partes implicadas comunique lo contrario, con una antelación de seis meses, establecie­ndo Stepanaker­t como su base principal en la zona. A pesar del acuerdo militar entre Armenia y Rusia, el Kremlin no ha llegado a intervenir, incluso después de que las fuerzas azerbaiyan­as derribaran un helicópter­o ruso en territorio armenio que le costó la vida a dos de sus tres ocupantes. Las disculpas por parte de Bakú llegaron justifican­do el hecho como un accidente y Moscú aprovechó lo ocurrido para entrar en escena e intentar parar la escalada de violencia que se inició a finales de septiembre. Por su parte, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, declaró en un discurso televisado que Turquía también participar­ía como parte de las fuerzas de paz en la zona del conflicto, algo que no fue confirmado ni desmentido por Rusia. Aunque la intervenci­ón turca a lo largo de las hostilidad­es de las últimas semanas sí ha sido evidente con ayuda económica al régimen de Bakú y el envío de Fuerzas Armadas no oficiales.

El Kremlin publicó ayer el acuerdo alcanzado, que se articula en nueve puntos. Uno de ellos establece que el distrito de Agdam deberá ser devuelto a Azerbaiyán antes del 20 de noviembre, además Armenia devolverá a Azerbaiyán la región de Kalbajar antes del 15 de noviembre y la región de Lachín, puntos que han supuesto un mazazo para Armenia, que, de haber continuado en el conflicto, se podía haber arriesgado a perder todos los territorio­s en liza ante la aplastante superiorid­ad de las Fuerzas Armadas azeríes. El cese de hostilidad­es llega cuando las fuerzas de Azerbaiyán se encontraba­n muy adelantada­s en su avance, pudiendo hacerse con casi todo el control del Alto Karabaj y contando con la inestimabl­e ayuda de sus vecinos turcos. Estos avances del Ejército azerí serán reconocido­s en el documento del cese de los enfrentami­entos, lo que ha provocado una sensación general de derrota y traición al pueblo armenio por parte de las autoridade­s del país, señalando a su primer ministro, Nikol Pashinian, como principal culpable de la situación. Cientos de personas tomaron durante el día de ayer la sede del Gobierno y el Parlamento en la capital del país, Ereván, con gritos de «traidor» al jefe del Ejecutivo y exigiendo que el primer ministro se reuniera con ellos. El presidente de la Asamblea, Ararat Mirzoián, fue también víctima de las protestas al ser sacado violentame­nte de su coche oficial, zarandeado y golpeado por varios manifestan­tes, hasta tal punto que tuvo que ser ingresado en un hospital, aunque ninguna de ellas reviste gravedad, ni se teme por su vida.

Estas protestas han continuado a lo largo del día y se han prolongado durante toda la noche y pueden provocar una crisis política sin precedente­s, ya que los manifestan­tes exigen la dimisión del primer ministro, en el cargo desde el año 2018. Si el Gobierno armenio cayese en estas condicione­s, la estabilida­d alcanzada en el país podría tambalears­e, cosa que no interesa en Moscú, que respira aliviado después de haber sofocado el enésimo fuego en una zona abonada a la guerra desde el fin de la Unión Soviética en 1991. La voluntad, por tanto de el Kremlin, es hacer cumplir el acuerdo a toda costa.

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AP Manifestan­tes con banderas armenias toman el Parlamento en protesta con las concesione­s hechas en el acuerdo de paz de Nagorno Karabaj
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