El «efecto Pfizer» en la aviación: vacuna ya o diez años de agonía
El Prat concentra las aerolíneas en la T-1 ante la falta de vuelos
Tan ávida anda la humanidad de buenas noticias que le saquen del bucle de infinitos pensamientos negativos en que le ha sumido el coronavirus, que cuando Pfizer anunció el lunes los prometedores resultados de su vacuna, la algarabía se apoderó de las bolsas mundiales y un halo de contenido optimismo recorrió el mundo. La vacuna es la gran esperanza a día de hoy para frenar a la Covid-19. Es difícil cuantificar el impacto que tendría un fracaso en su desarrollo, aunque algunos se han atrevido a ponerle cifras. Es el caso del sector aéreo, que calcula que, si la inmunización no funciona rápido, tardará al menos diez años en recuperar la actividad previa a la pandemia.
Eurocontrol, la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea, ha realizado unas proyecciones sobre la posible evolución del tráfico aéreo en los próximos años. En la más optimista, asume que haya vacuna el año próximo. En ese caso, el sector recuperaría los niveles de 2019 en 2024. Si se retrasara un año, sería en 2026 cuando se recuperarían los niveles del año pasado. Pero si no se encontrase una vacuna efectiva, Eurocontrol no cree que los registros de 2019 pudieran alcanzarse hasta 2029.
Eamonn Brennan, director general general de Eurocontrol, considera que las previsiones más realistas son las que llevan a pensar que «la recuperación se producirá más allá de 2024», lo que dibuja un escenario «catastrófico para la industria de la aviación».
El sector está ya, de hecho, inmerso en una situación catastrófica. Las aerolíneas han vuelto a empeorar sus previsiones de ocupación respecto a hace un mes: si entonces calculaban una caída de los asientos vendidos en vuelos internacionales con destino España del 37% para septiembrediciembre, ahora elevan el descenso al 52,1% para el periodo noviembre-enero, resultado del aumento de las restricciones a los viajes por la segunda ola de la pandemia. La estadística de capacidades aéreas de Turespaña refleja que si hace un mes los operadores aéreos pronosticaban una tímida recuperación de los asientos en vuelos previstos desde Alemania para diciembre (aumento del 1,1%), ahora avanzan una caída del 58,9% desde ese mercado –el segundo en importancia para España tras Reino Unido– en ese mismo mes.
Liquidez para ocho meses
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la fotografía del sector a nivel global es dantesca. Sus cálculos apuntan a que las aerolíneas en su conjunto tienen dinero en caja sólo para ocho meses y medio, y esto tras haber recortado costes «hasta los huesos».
El impacto de la segunda ola se nota también ya en los aeropuertos. Aena anunció ayer que el Aeropuerto de El Prat trasladará progresivamente, entre el 19 de noviembre y el 1 de diciembre, a la T-1 todas las aerolíneas que operan en la T-2 para optimizar la operativa del aeropuerto, que ha visto disminuir su actividad por causa de la Covid-19. El gestor mantiene cerradas terminales de algunos aeropuertos ante la falta de demanda y otros más pequeños operan sólo bajo demanda.