La Razón (Cataluña)

Catástrofe y responsabi­lidad política

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HabráHabrá que suponer que los responsabl­es de la Agencia Estatal de Meteorolog­ía (Aemet) habrían informado a sus responsabl­es políticos de que nuestro país iba a ser afectado de manera especialme­nte virulenta por una borrasca de consecuenc­ias devastador­as que obligaban a tomar medias de prevención. No sólo que provocaría nevadas históricas en buena parte de la península, especialme­nte en el centro, sino que su magnitud podría dejar aisladas muchas zonas, bloquea das carreteras y aeropuerto­s. Ayer, en la comparecen­cia de los ministros del

Gobierno que tienen algo que ver en esta crisis no estaba Teresa Ribera, titular del Ministerio para la Transición Eco lógica, donde está adscrito la Aemet, por lo que seda por supuesto que la informació­n no fue valorada como mereció, da da la evolución del aborrasca: cuando la nieve empezó a hacer estragos, todavía no se había impedido la circulació­n por carretera. La comparecen­cia ayer de los ministros de Interior, Transporte y Defensa indica que sólo se actuó cuando la borrasca estaba en marcha, pero sin más previsión, salvo la UME, que, por su propia estructura y función, está preparada para intervenir con rapidez. Nada, por supuesto, podría hacerse cuando las carreteras estaban bloqueadas y el transporte pesado a la merced de la nieve en cualquier paraje. Sobre la diferente apreciació­n de los efectos de Filomena está el hecho de que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska había minimizado su alcance en Madrid, cuando el alcalde José Luis Martínez-Almeida había pedido que se declarase «zona catastrófi­ca», mientras que José Luis Ábalos no se cerró a aplicar esta medida y, en todo caso, a evaluar los daños. Sólo basta recorrer las calles de la capital para comprobar que son evidentes y todo indica que, a pesar de los medios que se han movilizado, no se ha cumplido lo que establece en Sistema Nacional de Protección Civil: «La anticipaci­ón tiene por objeto determinar los riesgos en un territorio basándose en las condicione­s de vulnerabil­idad y las posibles amenazas, y comprende los análisis y estudios que permitan obtener informació­n y prediccion­es sobre situacione­s peligrosas »( art .8). Vaya porde-lante que la filosofía política, ca non del populismo más básico, de «llueve, puerco gobierno» no debe ser aplica da nunca, porque las responsabi­lidades deben fijarse siempre en función de las medidas tomadas. En estas circunstan­cias, el Ejecutivo debe dar explicacio­nes, porque precisamen­te con la borrasca Dana de septiembre de 2019 quedó registrado por decreto-ley que era obligación del Gobierno dirigir las acciones complement­arias que se llevan a cabo por la Administra­ción General del Estado, tanto en la fase de respuesta como en la fase de recuperaci­ón». Hay que aprender de los errores y, en todo caso, no esconderse y replicar como correspond­e en sede parlamenta­ria.

«El Gobierno, según el sistema de Protección Civil, debe explicar qué medidas tomó»

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