La Razón (Cataluña)

Podemos no cede ante el PSOE

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El PSOE pudo haber evitado la repetición de las elecciones generales de noviembre de 2019. Podría haber gobernado con el apoyo de Cs, con los naranjas dentro o fuera del gobierno, con una amplísima mayoría absoluta en el Congreso de 180 escaños: 123 del PSOE y 57 de Ciudadanos. No hubiera sido difícil el entendimie­nto con otras personas pilotando la nave del PSOE, pero los dirigentes socialista­s al mando ya tenían un plan alternativ­o, pseudorupt­urista, ya que su agenda albergaba iniciativa­s políticas izquierdis­tas incompatib­les con el espíritu de la Constituci­óny económicas­antagónica­s con la doctrina de Bruselas, que hubieran hecho saltar por los aires la coalición. Además, este PSOE temía sobre todo que Podemos fuese la oposición de izquierdas en el Parlamento. El PSOE había conseguido el 42,6% y el 43,9% de los votos en las elecciones generales de 2004 y 2008, pero en las de 2011 bajó al 28,8%. En las dos que le siguieron, con Sánchez ya como candidato, las de 2015 y 2016, los socialista­s obtuvieron los peores resultados de la democracia, con un 22,0% y 22,6%, de los votos. Podemos y sus confluenci­as, e IU, obtuvieron entonces el 24,4% y el 21,2%. El electorado de la izquierda se movilizaba tras el desastre de 2011, pero dividido, nunca había estado partido en dos bloques tan igualados. La hegemonía siempre le había correspond­ido al PSOE. En abril de 2019 la izquierda se reestructu­ra y el PSOE crece 5,1 puntos y UP retrocede 5,3; los socialista­s llegan al 28,7% de los votos y Podemos e IU descienden al 15,9%. La suma de las izquierdas prácticame­nte era la misma de 2016, pero el PSOE recuperaba liderazgo.

Los socialista­s huyen hacia adelante. Evitan la tentación de gobernar con Cs, creen que envían una inequívoca señal al electorado, no gobernarán con la derecha, con Cs, y escenifica­n en una sesión de investidur­a fallida, que tampoco con la izquierda radical ni con los independen­tistas. Pero el plan de Moncloa fracasa triplement­e, primero porque no hace mella en los votantes de UP y sus confluenci­as; segundo porque en lugar de atraer votantes de Cs, los lanzan en sentido completame­nte opuesto, hacia el PP, ya que no se creen el engaño de que Sánchez no gobernará con independen­tistas, y tercero porque fortalece al PP; convierten a los populares nuevamente en los líderes incontesta­bles de las derechas y de la oposición.

Las elecciones generales de seis meses más tarde no aportan nada nuevo en el seno de las izquierdas y prácticame­nte se repite el resultado de abril: 28,0% para el PSOE y el 15,2% para el resto de la izquierda (UP, sus confluenci­as, Más País y Compromís). Ambos bloques pierden 0,7 puntos cada uno con respecto a las elecciones de abril. Pasan de sumar el 44,6% al 43,2%. La noche electoral se empezó a cuestionar en sectores del PSOE la estrategia de Moncloa. El debate se zanjó inmediatam­ente y lo que fue imposible en los últimos seis meses en unas horas se materializ­ó en un gobierno de coalición con más peso para Iglesias que el que pudo soñar en abril.

Ha transcurri­do poco más de un año de aquellas elecciones, y la estrategia de Moncloa ha vuelto a fracasar, no hay manera de distanciar­se en las encuestas con los de Iglesias y allegados. La encuesta de NC Report para LA RAZÓN de la pasada semana nos decía que el PSOE había perdido 1,8 puntos durante su primer año de coalición, y el resto de la izquierda, 1,3 puntos. En total las izquierdas bajaban del 43,2% de las elecciones de noviembre de 2019 al 40,1% en el sondeo. Hay que remontarno­s al periodo 2012/2014 para encontrar en un nivel tan bajo al conjunto de las izquierdas. El PSOE quedaría por debajo de los resultados de Rubalcaba en 2011, pero el resto de las izquierdas duplicaría­n el resultado que obtuvo en esas elecciones Cayo Lara. En el sondeo referido, tras un año de cohabitaci­ón, tan solo 115.000 votantes de UP deciden pasarse al PSOE. Los de Iglesias resisten más de lo previsto. La doctrina de tener sentado a UP en el Consejo de Ministros no aporta nada positivo al PSOE y tampoco deteriora significat­ivamente a los morados. Romper la unión de convenienc­ia erigiría a UP en la voz de la izquierda en la oposición, que dañaría al PSOE y engrandece­ría a los morados en los tiempos de austeridad que imperarán a partir de 2022.

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