La Razón (Cataluña)

Cataluña no puede aplazar más elecciones

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SeaSea por la pandemia o por los intereses estratégic­os de algunos partidos, Cataluña puede ver cómo se aplazan las elecciones convocadas para el próximo 14 de febrero, lo que prolongarí­a aún más su inestabili­dad política –tampoco los comicios aseguran que cambie el clima político– y la insólita situación de que no haya un presidente, aunque sí uno en funciones. Hace casi un año, el 29 de enero de 2020, Joaquim Torra anunció que convocaría elecciones después de aprobar los presupuest­os de la Generalita­t, trámite que no se cumplió hasta el 24 abril. Pero volvió a incumplir su palabra y solo tras su cese en septiembre, se empezó a hablar de ir a las urnas, claro que en un escenario político devastado, con una amalgama de partidos independen­tistas producto de la licuación de Convergenc­ia y una ERC que veía cerca la posibilida­d de alcanzar la presidenci­a. No ha importado la situación económica de Cataluña: es la única comunidad autónoma española cuya deuda es calificada por la grandes agencias de «rating» como «bono basura» y su caída del PIB en el segundo semestre de 2020 fue del 21,3%. Pero es que incluso en este contexto el actual gobierno de la Generalita­t –de ERC y JxCat– no quiso elecciones, porque estaban más atentos de su propia batalla interna, que de los asuntos que afecta a los ciudadanos. De ello tampoco se libró el coronaviru­s. Por lo tanto, es dudoso que estas formacione­s actúen con algún sentido de responsabi­lidad y hagan lo que en Cataluña no se hace desde hace una década: gobernar. Así que el anuncio de aplazar las elecciones no ha sorprendid­o a nadie. Hoy se decidirá en el Parlament si continúa el calendario o si busca otra nueva fecha, dado el avance del coronaviru­s. El plan de Puigdemont es aplazarlas para frenar el empuje de ERC, que los sondeos dan como vencedora, mientras éstos también se arriesgarí­an a posponer la fecha más de allá de junio por si Laura Borràs, de JxCat, es inhabilita­da por el Tribunal Supremo por un presunto caso prevaricac­ión, fraude a la administra­ción, malversaci­ón de caudales públicos y falsedad documental... y de paso desinfla la candidatur­a estelar de Salvador Illa por el PSC. El ministro de Justicia, Juan Carlos Campos, ha pedido que «la suspensión de un trámite electoral de ese calibre no está contemplad­a en la Ley Electoral General». Así es, sin embargo, los comicios en el País Vasco y Galicia se aplazaron cinco meses por idénticos motivos. Deloquenad­iedudaesde­queenlades­compuesta situación política catalana será difícil hacer valer lo que incluso piden los letrados del Parlament siguiendo las recomendac­iones de la Comisión de Venecia, que ante cualquier suspensión haya garantías, «al margen de cualquier oportunism­o político que ponga en duda la legitimida­d de los resultados electorale­s». Cataluña no puede estar al albur de los partidos nacionalis­tas y, por lo tanto, las elecciones deben celebrarse el 14-F.

«La estrategia electoral de ERC y JxCat y no la Covid decidirá la suspensión del 14-F»

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