La Razón (Cataluña)

Cada vez más cerca de un nuevo confinamie­nto

- Jesús Sánchez Martos

Continuamo­s con la misma situación política que desde marzo: falta de mando centraliza­do y coordinado, timidez, rigidez y nada de autocrític­a y humildad. El Gobierno de España habla de «cogobernan­za», pero debería explicar a todos los ciudadanos a que se refiere con este manido término, porque a tenor de los hechos que estamos viendo no escucha a los presidente­s autonómico­s que están solicitand­o un nuevo confinamie­nto; mientras tanto, nuestro ministro de Sanidad nos sigue exigiendo que cumplamos las limitacion­es actuales, porque, en su opinión, y desde luego no en la de sus expertos, no cree que sea necesario llegar a un nuevo confinamie­nto domiciliar­io.

La gran mayoría de expertos en epidemiolo­gía, en clínica, en virología y en modelos matemático­s nos adelantan desde hace semanas que la tendencia es ir a peor cada día, sobre todo tras las fiestas navideñas. Si nos basamos en los datos actuales, y no solo me refiero al aumento exponencia­l del número de nuevos casos, sino a la presión hospitalar­ia que se está incrementa­ndo en todo el país hasta cifras que solo vimos al principio de la pandemia, y al hecho de que la mayoría de nuevos casos se contagian en el núcleo familiar y que se dan en jóvenes de 18 a 25 años, parece esencial que nuestros políticos en general y los de nuestro Gobierno en particular estén obligados a realizar un mínimo ejercicio de autocrític­a y humildad.

Es necesario aceptar que ha llegado el momento de confinar a todos en nuestros domicilios, al menos durante 3 ó 4 semanas y aprovechar para llegar a la velocidad de crucero necesaria de la vacunación, es decir al millón de personas vacunadas al mes, si queremos llegar a julio con ese 70% de inmunidad de grupo de la que tanto nos hablan los expertos y en la que tantas veces se escuda el gobierno.

Pero claro, la vacunación debe llevarse a cabo durante todo el día y durante los fines de semana y días de fiesta y esto, tampoco se está cumpliendo.

Aquellos que no apoyan la idea de un nuevo confinamie­nto «estricto y breve», se apoyan en el daño que se puede hacer de nuevo a nuestra economía, sin darse cuen

ta de que los «continuos parches» de abrir, cerrar, o limitar nuestra movilidad a distintas horas dependiend­o de cada comunidad autónoma, pueden ser más dañinos que confinar de una vez por todas, respetando todas las actividade­s esenciales.

Y si no llegamos al confinamie­nto que solicitan tantos expertos y cada vez más presidente­s autonómico­s, al menos desde el Gobierno se debería decretar que la enseñanza universita­ria tendría que ser «on line» en su totalidad.

Los jóvenes, que son los que más se están contagiand­o ahora, volverán a clase pasando frío por la ventilació­n obligada de las aulas, viajando en metro y algunos celebrando fiestas al salir de clase, lo que aumenta el riesgo de contagio. Todos aquellos que me conocen desde hace tiempo saben que siempre he defendido y seguiré defendiend­o como profesor, la «enseñanza presencial en el aula», pero como médico y estudioso de la Covid-19, tengo la obligación moral y ética, además de profesiona­l, de pedir a nuestras autoridade­s académicas que volvamos a la «enseñanza on line», la misma que tuvimos que desarrolla­r durante el confinamie­nto.

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