La Razón (Cataluña)

La razón del fracaso

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HayHay dos circunstan­cias que limitan la capacidad del Gobierno a la hora de afrontar la crisis sanitaria y las demás crisis: el complicado entendimie­nto del poder central con las comunidade­s autónomas –basta observar el lío del toque de queda– y la difícil convivenci­a con Podemos en la mesa del Consejo de Ministros. Hay otros detalles que contribuye­n sin duda al evidente fracaso de los gobernante­s españoles a la hora de enfrentars­e a la pandemia y sus demoledora­s consecuenc­ias económicas, como su inexperien­cia y su activismo ideológico; pero la descoordin­ación hacia dentro y hacia fuera parece razón suficiente del desbarajus­te.

Lo de la «co-gobernanza» con las comunidade­s puede tener remedio con paciencia, diálogo y generosida­d, dejando ahora de lado los intereses electorale­s; lo de la «co-gobernanza» en la mesa del Consejo de ministros se ha demostrado ya imposible, por más vueltas que se le dé y por más papeles que firmen Lastra y EcheniSe que. Es un enfrentami­ento de fondo, en el que se ventila no sólo el modelo económico y social, sino también el sistema constituci­onal. No vale compartir en la solapa el pin progresist­a, un término engañoso y simplifica­dor. Comunistas y socialdemó­cratas tienen históricam­ente poco en común. Si acaso el hecho comprobado de que, contra Franco, unos y otros vivían mejor. Es casi lo único que les une ahora. De ahí la explotació­n de la memoria y las cunetas.

atribuye a Bergamín, poeta progresist­a, la siguiente afirmación: «Con mis amigos comunistas iría hasta las puertas de la muerte, pero ni un paso más». Es de suponer que a Pedro Sánchez le pase lo mismo. La duda es: ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar con Pablo Iglesias? ¿Cuándo se va a parar? Supongo que habrá tenido tiempo de leer el artículo de Emilio Lamo de Espinosa, una voz ponderada, el miércoles en «El País», titulado: «De la mano de la mentira». El reconocido intelectua­l concluye su largo análisis con la siguiente advertenci­a: «Si te dicen que quieren asaltar los cielos, cercar el Parlamento o acabar con la Monarquía o el régimen del 78, créelos. Créelos incluso si te dicen que desean azotar a una persona hasta que sangre. Es eso lo que quieren hacer. No mires para otro lado». Puede que España esté como está, dolorida, atemorizad­a y vestida de harapos, porque hay demasiada gente, empezando por los intelectua­les y los líderes de opinión, mirando para otro lado.

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