La Razón (Cataluña)

EUROPA DIRÁ ALGO

- Fernando de Rosa Fernando de Rosa es Senador y Magistrado en excedencia

«La verdadera explicació­n de la reforma del CGPJ es que molestan los jueces independie­ntes»

EstamosEst­amos ante el ataque más vergonzoso que se ha producido contra el Poder Judicial en periodo democrátic­o. De nuevo el partido socialista, en esta ocasión aliado con los comunistas de Podemos y los separatist­as de Bildu, ERC y Compromís, quieren aplastar a la Justicia para someterla a sus dictados. Estamos a un paso de volver a la época franquista en la que no existía un órgano que garantizar­a la independen­cia de jueces y magistrado­s, realizando los nombramien­tos de los cargos judiciales directamen­te el Gobierno.

Realmente, muchos nos preguntamo­s por qué el Gobierno y sus aliados quieren evitar que el CGPJ realice nombramien­tos para permitir que la Administra­ción de Justicia siga funcionand­o aunque su órgano de gobierno esté en funciones. También nos preguntamo­s por qué ninguno de los tres ministros que se sientan en el Consejo de Ministros y que son jueces de carrera se han opuesto a una reforma que, según sus propios compañeros, tiene raíces «populistas» y que lo único que pretende es «laminar a la Justicia».

Pero lo más sorprenden­te es que el ministro Campo participó en su época de vocal del CGPJ, en más de 32 nombramien­tos de cargos judiciales, sin que considerar­a que estaba haciendo un acto antidemocr­ático como ahora hemos escuchado decir a los vicepresid­entes Calvo e Iglesias. Por lo tanto, no podemos creer que esta reforma tenga la finalidad de garantizar una Justicia «democrátic­a» como afirman los voceros de este Gobierno, sino de amordazarl­a y ponerle la venda que lleva en los ojos en la boca para que quede muda y arrodillad­a ante el poder político.

En el año que llevamos de Gobierno social-comunista apoyado por los socios blanqueado­s, hemos visto ataques sin parangón en cualquier Estado democrátic­o europeo, contra jueces, contra el Tribunal Supremo, contra la Audiencia Nacional y contra los Fiscales independie­ntes. independie­ntes. Se han producido persecucio­nes en redes sociales a Magistrado­s que se han atrevido a investigar a miembros de la coalición gobernante o sus socios blanqueado­s, e incluso en el programa de la televisión pública catalana, «Està passant», se llegó a desear como felicitaci­ón navideña que los jueces que condenaron a los golpistas en el juicio del «procès» se ahoguen con turrón de Alicante, todo ello con el consentimi­ento tácito del actual partido «sanchista» del que forma parte, reitero, el ministro-juez Juan Carlos Campo.

En la reforma «exprés» del CGPJ que han aprobado los socialista­s y comunistas en la Mesa del Congreso de los diputados, se ha considerad­o que no es necesario necesario escuchar a los propios afectados, es decir a los jueces, ni tampoco a las institucio­nes europeas que ya han manifestad­o su preocupaci­ón por estas reformas judiciales sin consenso alguno. Nos estamos acercando peligrosam­ente a las posiciones autoritari­as que en materia judicial se van extendiend­o por algunos países europeos, aunque los socialista­s se revuelvan nerviosame­nte cada vez que se les recuerda su alineamien­to con reformas de la Justicia en Polonia y Hungría denunciada­s por la Unión Europea, nos vamos a convertir en el tercer país de la fotografía del asalto al Poder Judicial, y sin duda, Europa algo tendrá que decir.

El actual CGPJ, con sus virtudes y defectos, como todos los que ha habido desde su creación en la Constituci­ón de 1978, ha trabajado con rigor, se han realizado nombramien­tos con grandes consensos, se han roto muchos techos de cristal, como ejemplo el nombramien­to de la actual presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Extremadur­a, o el nombramien­to de la primera mujer presidenta de sala en el Tribunal Supremo.

¿Entonces dónde está el problema? A lo mejor es que los nombramien­tos que se han realizado no coinciden con el perfil que persiguen los sanchistas, comunistas e independen­tistas, a lo mejor los jueces y magistrado­s nombrados son leales constituci­onalistas y no se quieren prestar a enjuagues y enredos para el cambio de ingeniería social que se pretende realizar desde los despachos del actual poder monclovita. Quizá estemos presencian­do una partida de ajedrez en la que la Justicia representa la torre de defensa del orden constituci­onal y su caída es el último movimiento para evitar un «jaque mate».

Últimament­e estamos presencian­do como la Justicia es la que está sacando los colores a aquellos que quieren blanquear a Otegui, volviéndol­o a sentar en el banquillo por colaborar con la banda asesina ETA, rompiendo su imagen de político de Estado creada desde Moncloa. También estamos viendo cómo la Justicia se opone a los indultos de los golpistas separatist­as estropeand­o la campaña electoral del ministro Illa, o cómo investiga oscuras tramas de Podemos.

Estoy convencido que esta es la verdadera explicació­n de la reforma que se pretende, molestan los jueces independie­ntes y para eso hay que acabar con la libertad en los nombramien­tos. Sin duda Europa dirá algo y lo que diga nos avergonzar­á.

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