De crisis en crisis

La burbuja de deuda pública que se ha creado en España supera ya la de las cajas de ahorros de los años 2009 y siguientes. Entonces, un Gobernador del Banco de España ineficaz y partidista –Miguel Ángel Fernández Ordóñez– permitió crecer aquel globo que acabó explotando en una crisis de financiación como no había tenido lugar en España desde los años treinta. Con unos tipos de interés inasumibles para nuestros bonos de deuda, quebrando las cajas y con miles de ciudadanos pillados en impago con sus hipotecas. La situación ahora es distinta. Con intereses negativos para una deuda española histórica del 120% sobre el PIB. Como históricos son los intereses negativos de la deuda francesa con un ratio de endeudamiento global, privado y público del 260%, el 140% privado y el resto público. Todo por las inyecciones del BCE. Pero hoy el Banco de España asesora correctamente. Aunque el Gobierno no cesa de adoptar una tras otra medidas que nos conducen ineludiblemente a una crisis de producción, de caída del aparato productivo y su capacidad instalada.

Así, a la prohibición con la prolongación de los ERTE de ajustar plantillas a la demanda real condenando al cierre de empresas, se une ahora una modificación del ya extravagante Real Decreto Ley antidesahucios. Que exige «violencia e intimidación sobre las personas» para poder expulsar a los «oKupas» durante el estado de alarma. Como si la «oKupación» de la propiedad individual no supusiera ya en sí misma una violentación del propio individuo y del ahorro que legítimamente tiene destinado a tal fin, amparando el delito y la intimidación que sufre el afectado. Y que por lo mismo podría llevarle a realizar otra «oKupación» como «consumidor» igualmente «vulnerable».

En definitiva, se establece una nueva garantía para las mafias de la inmigración que además del paso franco al país pueden ofrecer en el mismo paquete un alojamiento gratuito. Y que implica un desaliento para el alquiler y la inversión privada que nos puede llevar a un estrangulamiento general de la oferta, y a los seis millones de parados reales. De una crisis se sale invirtiendo más y mejor, y no subsidiando, ni aumentando gasto corriente. Financiando y amparando proyectos rentables. No con toda la batería en marcha de medidas desmoralizadoras para emprendedores y autónomos, y que nos llevará de aquella crisis de financiación a una crisis de producción.