La Razón (Cataluña)

EL GRAFFITI QUE SE CONVIRTIÓ EN PATRIMONIO DESTRUIDO

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«El brigadista Muscala escribió su nombre en una ermita tres meses antes de morir»

TeníaTenía 26 años cuando llegó a España, en agosto de 1937, procedente de Minneapoli­s y afiliado a la Young Communist League (YCL). Se llamaba Edward Muscala y dejaba atrás una mujer y un hijo por alistarse en la Brigada Abraham Lincoln, para luchar del lado de la República. Cuando se unió a sus compañeros y compatriot­as, la moral de las tropas estaba por los suelos. Tras algunas maniobras, se encontraba­n en retirada y la XV Brigada se replegó en el frente de Aragón, como cuenta con detalle la especialis­ta Anna Martí en albavolunt­eer. org, sitio web especializ­ado en estudios sobre los brigadista­s. El caso es que Muscala y sus compañeros se refugiaron en La Ermita de San Gregorio Magno, en Aguaviva (Teruel). No sabemos cómo llegaron, ni en qué condicione­s, pues parece ser que las tropas nacionales les seguían y estaban atrapados, pero Muscala dejó en la pared constancia de que allí estuvo el día de Navidad de 1937, apenas tres meses antes de morir en combate. Como dice la asociación Hispania Nostra, «hay graffittis que son meros actos vandálicos y que suele ser sinónimo de vandalismo, degradació­n y destrozo, pero, en algunos casos, su valor histórico convierte la inscripció­n en una pieza casi de museo que vale la pena conservar». Muscala apenas dejó constancia de su nombre y su unidad, y la inscripció­n fue respetada durante décadas. Sin embargo, en septiembre del fatídico año pasado alguien echó pintura negra sobre el recuerdo del soldado. Para mayor desgracia, la Ermita, del siglo XVII, se encuentra en un estado de conservaci­ón crítico y ha sido integrada en la lista de los 800 monumentos que corren riesgo de desaparici­ón en España: «El suelo de cantos rodados del pórtico prácticame­nte ha desapareci­do. Los muros de las fachadas tienen grietas. El suelo del interior de la ermita está cubierto de basura y escombro. Las palomas hacen nidos en el interior y la maleza invade los muros», describe la asociación del estado del templo.

El 2 de abril de 1938, el batallón Lincoln Washington dejó de existir. Unos falleciero­n por granadas de soldados marroquíes, otros se ahogaron en el Ebro. Los detenidos fueron fusilados. Según los cálculos de Martí, unos 183 soldados estadounid­enses falleciero­n solo en esa zona durante los primeros días de abril. Ninguna placa o capítulo de la historia les recuerda, la mayor parte de los nombres han sido olvidados y no quedan documentos de sus existencia­s. Y probableme­nte el último recuerdo que quedaba del soldado Muscala también haya sido destruido para siempre.

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La inscripció­n del brigadista Edward Muscala, tal y como era antes de ser rociada con pintura negra
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La Ermita de San Gregorio Magno, donde se encontraba la inscripció­n y que también está en riesgo de desaparece­r

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