«Una luz en la oscuridad»: la voz de una niña para que África se salve a sí misma
Marta Borrell, después de hablar ante la ONU, narra su experiencia en Mozambique
Acotado por los analistas de la obra de Kipling, el término «salvador blanco» hace referencia a aquellas figuras que, bajo una intención no siempre perniciosa, intentan explicarle África a los propios africanos. La incidencia de los que preferían soltar el pescado antes que enseñar a pescar es el leitmotiv de «Una luz en la oscuridad», el documental de Josep M. Borrell protagonizado y narrado por su hija Marta Borrell y que muestra las carencias de los sistemas de educación y ayuda al desarrollo desde el punto de vista de una niña. En definitiva, cómo le hemos fallado a un continente siempre sangrante.
Marta, que habla con la seguridad de una futura internacionalista pero con la vehemencia propia del relato periodístico, se confiesa humilde una vez el viaje del filme les llevó a Mozambique: «No te das cuenta de lo que realmente pasa allí hasta que lo pisas. Te encuentras a una chica de tu edad, embarazada, y profesores que no tienen otra forma de enseñar más que la que aprendieron hace décadas gritándoles cosas desde la pizarra para que las memoricen. Es un golpe terrible», explica.
Solo es el principio
Ese impacto, el de llegar a una aldea en el que muchas de las ya madres explican cómo les era imposible pasar de curso porque los profesores se negaban a ello sin no se exponían sexualmente ante ellos, es al que Marta intenta poner paliativos recorriéndose medio mundo y entrevistándose con figuras clave. Las conclusiones de Borrell, cuyo documental cuenta
«Hay actitudes de salvador que hacen mucho daño. Debemos aprender a escucharlos», asegura Marta Borrell
con el sello de calidad de la Unesco llega hoy a los cines, pero tuvieron un estreno más académico en la sede central de la ONU: «Existen actitudes de salvador que hacen mucho daño. Hay que aprender a escucharles. No podemos dejarles atrás», remata.