La Razón (Cataluña)

El Barça roza el ridículo

Supera al Cornellá en la prórroga tras fallar dos penaltis. Goles de Dembélé y Braithwait­e

- Francisco Martínez

«Para afuera», gritaba Koeman. «Hostia...», añadía. Se llevaba media hora de partido entre el Barcelona y el Cornellà, pero su equipo no había sido capaz de disparar a puerta. El holandés dijo eso cuando lo que les costaba era salir con el balón jugado desde atrás. Si durante un buen rato mandó, aunque sin profundida­d pero al menos robaba la pelota rápido, en el tramo final empezó a tener problemas en el arranque y sufrió un susto en un saque de esquina. No pintaba demasiado bien para los azulgrana, que estaban sobre aviso, por lo del día anterior, cuando el Alcoyano eliminó al Real Madrid, y por lo de la ronda anterior, ya que su rival había sido el verdugo del líder de la Primera División, el Atlético.

No tenía forma de marcar el Barcelona y le llegó un penalti. Era el momento y la responsabi­lidad la tomó Pjanic, especialis­ta en este tipo de jugadas... Pero paró Ramón, el portero del Cornellà, que adivinó la dirección.

Ni así encontró el tanto el Barcelona, que jugaba con una alineación rara, en la que debutó el prometedor Ilaix en el centro del campo, pero con futbolista­s como Griezmann o Riqui Puig. El canterano fue el más activo en el primer tiempo, falló algunos pases, pero no dejó de pedir la pelota. Se estrellaba por el centro el Barça y Koeman cambió a Riqui al descanso, para que entrara Dembélé. Quería extremos el preparador azulgrana.

Comenzó con ímpetu el Barça el segundo tiempo y Braithwait­e falló una opción clarísima. También la tuvo Griezmann. El tiempo jugaba en favor del Cornellà, que se vino arriba poco a poco, cada vez más, e incluso Eloy dispuso de una ocasión clarísima que tiró fuera. Sólo la precipitac­ión impidió que el conjunto de Segunda B hiciera pupa de verdad. A Koeman empezó a no gustarle nada el encuentro y no tardó en meter a Busquets y Pedri. Uno de los sustituido­s fue Trincao, que otra vez dejó pasar una oportunida­d. oportunida­d. Era un partido incómodo, sí, aunque ideal para reivindica­rse. Pero nada.

La situación rozó el ridículo cuando el Barcelona falló su segundo penalti. Griezmann lo quería, pero fue Dembélé quien lanzó al centro. Ramón se quedó ahí y despejó el balón. La cara de Koeman en ese momento lo decía todo. Fue parecida a la de las acciones siguientes, cuando Braithwait­e falló solo y Ramón voló al tiro de Pjanic y Araujo y Lenglet cabecearon alto. Sí puso cerco el pez grande al chico en ese tramo final, pero sin gol el bochorno rondaba el Municipal de Cornellà. El bravo verdugo del Atlético se ganó jugar una prórroga contra el Barcelona.

Tenía ya las fuerzas justas y cuando a Ramón empezaba a ponérsele cara de héroe con otro par de intervenci­ones, llegó el tiro desde fuera del área de Dembélé en la que el portero pudo hacer algo más. La pelota entró. Quedaba media hora sobre el césped artificial en la que los azulgrana tampoco pasaron por demasiados apuros.

Pero tuvo que recurrir Koeman a sus jugadores más titulares para no caer. Entre Dembélé y Pedri fabricaron el segundo gol, que el canterano regaló a Braithwait­e en la última jugada.

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AP Los jugadores del Barcelona felicitan a Dembélé, que marcó el primer gol del partido en la prórroga
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