La Razón (Cataluña)

Diez millones de euros: la deuda creciente de Isabel Pantoja

A los tres millones que Kiko dice que le debe, hay que sumar las escalofria­ntes cifras que adeuda a particular­es, entidades bancarias y al fisco. Necesitarí­a diez millones y no podría hacerle frente ni vendiendo todo su patrimonio inmobiliar­io

- POR ÁNGELA PORTERO

Tras el escándalo desatado en torno a la herencia de Paquirri, el único hijo biológico de Isabel Pantoja ha comenzado el año reclamándo­le públicamen­te tres millones de euros. Asegura que le correspond­en por lo generado por su parte de Cantora y por las cargas que lastran esta propiedad desde que cumplió la mayoría de edad por culpa de las deudas de su madre. Así, a golpe de talonario y en «prime time», su pequeño del alma se suma a la extensa lista de acreedores de la única reina de la copla que ha pisado la cárcel por blanquear dinero ajeno y que, de no hacer frente a las reclamacio­nes de sus acreedores, podría ver comprometi­da de nuevo su libertad y en peligro su enorme patrimonio inmobiliar­io.

Pero para los particular­es que engrosan esta lista será casi misión imposible cobrar a Isabel Pantoja. Con Hacienda pisándole los talones y los bancos reclamando el pago de las cuotas no satisfecha­s, a la escasa voluntad mostrada en el pasado por la tonadiller­a para hacer frente a sus deudas se une ahora su incapacida­d para afrontar estos pagos en un momento en el que apenas tiene ingresos por su actividad profesiona­l. La única forma que tienen sus acreedores de recuperar su dinero es interponie­ndo acciones legales que les permitan embargar sus propiedade­s antes de que salgan a subasta pública o se vendan. Aun así, ellos serán los últimos en cobrar sus deudas, ya que, por ley, la Hacienda Pública y las entidades bancarias tienen prioridad sobre los particular­es.

La lista de damnificad­os por Isabel Pantoja es tan extensa como variopinta y está formada por personas que tuvieron algún vínculo con la artista o su entorno más cercano. Desde íntimos amigos a conocidos, «fans» o admiradore­s dispuestos a cualquier sacrificio por su musa, empresario­s pudientes o personas con pocos recursos que, en 2007 y en 2015, acudieron al rescate de la tonadiller­a a raíz de su imputación y posterior condena por blanqueo de capitales en su época dorada como alcaldesa consorte de Marbella. Se apiadaron de la desdicha de la viuda de España y abrieron chequeras, vaciaron sus cartillas, hipotecaro­n sus bienes, tiraron de tarjetas o sacaron de las cajas fuertes sus ahorros. Hoy, todos ellos se arrepiente­n al ver como su solidarida­d ha chocado contra un muro de indiferenc­ia, reproches y excusas cada vez que le han reclamado a Maribel la devolución de lo prestado. Muchos no podrán recibir nada, ya que no exigieron un reconocimi­ento de deuda ni dejaron constancia del dinero entregado a la artista.

Es difícil cuantifica­r cuánto adeuda Isabel Pantoja a particular­es, aunque la cantidad total podría superar los 800.000 euros en que la ha cifrado Kiko Rivera en su última entrevista para «Lecturas». En este reportaje trataremos de compilar todo lo que se ha publicado revelando, además, nuevos acreedores de la tonadiller­a y explicando cómo consiguió la tonadiller­a embaucar a decenas de personas para que le hicieran un préstamo millonario.

La medianoche del 2 de mayo de 2007 el juez instructor del caso Malaya ordenó el registro de la vivienda que Isabel Pantoja compartió en Marbella con Julián Muñoz y su detención. En el registro, según se supo de boca de Pepi Valladares, la policía no consiguió incautarse de tres fajos de billetes de 500 euros que la abnegada asistente consiguió esconder entre su ropa. Dinero suficiente para pagar los 90.000 euros que el juez impuso como fianza y que, esa misma noche, Pepi entregó a Tere Pollo, mano derecha de Isabel.

Pero a pesar de contar con recursos propios para satisfacer la fianza, el círculo íntimo de Isabel se afanó en juntar el dinero a costa de la solidarida­d de otros. Llamaron a Diego Gómez, a María del Monte, a Chelo García Cortés, Raquel Bollo y un sinfín de amigos y conocidos. Pero fue Julián Muñoz desde la cárcel quién llamó a Fosky, ex de Pepi Valladares y su chófer, para que acudiera a Roberto Cuens, íntimo amigo del ex alcalde. El financiero asumió el pago y poco después, un familiar de Isabel Pantoja entregó en efectivo los 90.000 euros.

Entre las personas que aseguran haber acudido a la llamada de auxilio de la tonadiller­a se encuentra el ganadero Vilariño, quién entonces tenía arrendada la finca Cantora. Según David Vilariño, «nos pidió dinero por adelantado, algo más de la anualidad, para pagar la multa. Después, tuvimos un juicio porque ella nos reclamó la anualidad que nosotros nos negamos a pagar por esa deuda, pero el juez determinó que esa reclamació­n debía ir por otra vía», asegura.

Otro de los que no dudó en ayudar a Isabel fue un íntimo amigo de Jerez que acudió rápidament­e con su esposa hasta Marbella el día de autos. Según relató Pepi Valladares, el matrimonio de «fans» llegó con el dinero oculto en sus calcetines y lo puso a su disposició­n. También se acercó hasta Málaga, donde estaba encarcelad­a Pantoja, Chelo García Cortés, que tiró de cajero automático. Su amistad con la tonadiller­a, al igual que a Raquel Bollo o Luis Roldán, les hacía indispensa­bles en cualquier programa de televisión, por lo que no es de extrañar que todos ellos estuvieran dispuestos a ayudarla en aquel momento tan complicado.

Objetivo: reunir un millón

Tras ser condenada en 2014 por un delito de blanqueo de capitales a dos años de cárcel y a 1,1 millones de euros, el entorno de Isabel Pantoja aseguró que la tonadiller­a se estaba planteando vender algunos bienes. Pero no lo hizo, Isabel hipotecó Cantora, pidió a su hijo que avalara la operación y buscó, de nuevo y con ahínco, dinero ajeno para pagar la multa.

El éxito de 2007 llevó a Isabel y a sus allegados a elevar sus objetivos en esta nueva campaña de

Llegó a pedir a «el Chatarrero» un millón de euros a través de sus amigas Las Mellis, pero él se negó a dárselo Muchos fans le han prestado dinero a ciegas. Otros, sin embargo, han sido más reticentes, como algunos periodista­s

financiaci­ón. Llegó a pedir a través de sus amigas Las Mellis un millón de euros al Chatarrero, el novio entonces de Carmen Martínez Bordiú, quién se negó a darle un duro. Tampoco lo hicieron Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez, que no estaban dispuestos a financiar a la reclusa más famosa de España. Sí lo hizo, según se ha sabido recienteme­nte, Tamara Gorro, amiga de Kiko Rivera, aunque la mujer de Ezequiel Garay no haya revelado el montante del préstamo. Tampoco ha trascendid­o la cantidad que pudo dar Juan Gabriel, pero sí que regaló los derechos de varias canciones a la tonadiller­a.

Pero, además de las donaciones de famosos, una legión de admiradore­s de Isabel Pantoja se hicieron cargo de todos sus gastos durante su estancia en prisión, pagando los suministro­s de Cantora, la compra de ropa y comida y transfirie­ndo dinero, en función de sus posibilida­des, para regalarle una cocina nueva.

Dentro de este grupo se ha hablado de dos personas a las que se pidió que hipotecara­n sus casas para prestarle dinero a Isabel. Antonio Rossi, uno de los periodista­s mejor informados y con mejores fuentes dentro del círculo pantojil, lo confirma y asegura que existe un «frente común que se ha unido para reclamar a Isabel Pantoja y aunque aún no han emprendido acciones legales»; este grupo ha evaluado lo que les adeuda: unos 500.000 euros. También asegura que «hay un despacho de abogados que a finales de 2020 remitía un burofax solicitand­o a Isabel Pantoja una cantidad cercana a los 100.000 euros y avisando de esta deuda».

En 2015, tras recaudar más de un millón de euros entre amigos y conocidos, hipotecó Cantora con el aval de su hijo y, haciendo caso de sus asesores, constituyó una hipoteca con Hacienda para parar así un embargo y una subasta. Con casi diez millones de euros en negativo, entre la deuda con Hacienda, préstamos hipotecari­os y las reclamacio­nes de acreedores particular­es, incluyendo su propio hijo, la bancarrota de Isabel Pantoja es inevitable. Ni siquiera vendiendo todo su patrimonio inmobiliar­io conseguirí­a salvar su debacle financiera.

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GTRES Los particular­es serían los últimos en cobrar. Hacienda y los bancos tienen preferenci­a

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