El PP apela a la moderación, al «seny» y a la economía
E PP desembarcó ayer con fuerza en Barcelona para presentar sus candidaturas con Pablo Casado y el «número uno» a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, al frente. Un acto que sirvió para cerrar filas en torno al equipo popular y para afianzar su estrategia de cara a la campaña, con apelaciones constantes a la moderación, al «seny» y a la gestión económica en un clima de crisis por la pandemia de coronavirus.
Y es que Casado aprovechó el encuentro de ayer para dar la «bienvenida» a fichajes como Lorena Roldán o Eva Parera, además de Joaquín Gay de Montellá, el expresidente de Foment que ocupa un puesto simbólico. Según dijo, el PP es un «partido de puerta ancha» que no pregunta a nadie «de dónde viene» porque es «la casa común del constitucionalismo» y la «casa del seny y la moderación».
Además, también reivindicó las propuestas económicas que la formación incorporará en su programa como la bajada o supresión de impuestos –tramo autonómico del IRPF, Sucesiones, Donaciones y Patrimonio– o las ayudas a sectores clave como el comercio y la restauración, muy afectados por las restricciones decretadas.
En clave política, Casado advirtió sobre escenarios postelectorales y sobre un hipotético tripartito entre socialistas, republicanos y comunes: «Votar al PSC es votar a ERC, votar a ERC es apuntalar al PSC y al PSOE en la Moncloa».
Por su parte, el presidente del PP catalán y candidato, Alejandro Fernández, se reivindicó este sábado como la solución correcta para aquellos «catalanes que han perdido la esperanza».
«Yo no les voy a engañar. Les voy a decir siempre la verdad con toda su crudeza, pero con la esperanza de que todo esto tiene arreglo», añadió.
Para Fernández, el «separatismo no solo ha destruido el prestigio de Cataluña, sino que también la esperanza de que todo esto tiene arreglo».
Y aseguró que la solución en exigirá perseveranza y firmeza: «Pido a los catalanes que hoy dudan que no se fíen de encantadores de serpientes. Que se fíen más de los políticos que les hablan como adultos».