TAREAS PARA EL MINISTERIO EN 2021 (II)
AunqueAunque la evolución que está experimentado la Covid-19 en España hace que la vacunación sea la primera tarea en la que el actual ministro de Sanidad –y quien le sustituya– debe dar la talla y proceder con solvencia solvencia este año, otro objetivo que claramente ha de ser prioritario en 2021 es la ejecución diligente y adecuada de los fondos provenientes de la Unión Europea para afrontar las consecuencias de la propia pandemia.
Ya considerados en los Presupuestos Generales del Estado aprobados en septiembre, los recursos europeos han de servir, desde luego, para procurar soluciones a la crisis sanitaria, social y económica que ha generado el SARS-CoV-2. Sin embargo, esos miles de millones de euros también deben ser aprovechados para llevar a la práctica reformas estructurales que posibiliten un desarrollo y una mejora del Sistema Nacional de Salud (SNS) acordes con las necesidades presentes y venideras. Me refiero a avances en renovación tecnológica y digitalización, al refuerzo decidido y efectivo de la atención primaria, a la creación de un centro de evaluación equiparable en recursos y capacidades al NICE británico, a la integración real de niveles asistenciales, a la puesta en marcha de una agencia estatal de Salud Pública y calidad, a una coordinación sociosanitaria efectiva, es decir, progresos pendientes desde hace muchos años que en esta ocasión sí parecen contar con la financiación que requieren para convertirse en hechos.
Si los recursos están –como dicen desde el Gobierno– sobre la mesa, ¿qué falta entonces? Esencialmente, en mi opinión: compromiso real, voluntad y determinación en el propio Gobierno para aprovechar esta oportunidad histórica y evitar errores sonados del pasado como los del Plan E de Rodríguez Zapatero. Así, y desde el consenso con las autonomías y la coordinación con el conjunto de agentes que conforman el sector salud, el Ejecutivo debe liderar la transformación requerida en el SNS mediante unos recursos europeos que tiene la responsabilidad y la obligación de gestionar de forma pertinente.