La Razón (Cataluña)

Los validos de la pandemia

- Carmen Morodo

EnEn la dirección del PP hay un valido que sigue haciendo de las suyas en plena pandemia. Tiene cabreado a todo el partido. Enreda de manera despótica, hace y deshace, sin que su palabra tenga valor alguno, porque dice y luego hace lo contrario de lo que ha dicho. La pandemia no ha servido para que los partidos se frenen en sus juegos sucios y en sus luchas por el poder y por controlar las organizaci­ones. Ojo, que quienes juegan a sí no están pensando en el interés general, ni siquiera en el del líder, si no muchas veces en el suyo propio. El cementerio político está lleno de carreras que crecieron vertiginos­amente al calor de estos mismos malos procedimie­ntos. No se fían en Galicia. Pone zancadilla­s en Valencia. En Andalucía lo tiene más difícil porque el poder territoria­l está unido alrededor del presidente regional. Hablan de él pestes en el entorno de la presidenta madrileña. Y maniobra en Castilla y León en segundos niveles para desgastar al presidente auperjudic­ando tonómico. Es de suponer que a sabiendas del líder nacional, aunque puede ser que no, pero sí actúa bajo el principio supremo de que el fin, supuestame­nte ayudar al «número uno», lo justifica todo.

Muy parecidas, mediocres, luchas internas y de egos desbordado­s siguen cociéndose en el PSOE. No cambia nada la ruina sanitaria ni la ruina económica del país. Ni les pesa en la conciencia que la tercera ola nos haya vuelto a arrollar o que la estrategia electoral del PSC esté a los españoles que viven en Castilla y León o en Andalucía. El valido de Sánchez lo controla todo. Lo bueno y lo malo. Está en las operacione­s políticas, en las operacione­s de partido y en las operacione­s mediáticas. En Aragón, en Castilla-La Mancha, en Andalucía, qué decir, le tienen más ganas que si fuera Pablo Casado, pero el miedo somete cualquier intento de sublevació­n. A Inés Arrimadas la han dejado sola con poco más que dos soldados fieles. Y en su círculo, hasta los que parecen validos están moviéndose por si en Cataluña se cuece el desastre. Entonces, a ella no le quedará más que decir: ¿Tú también, Bruto? En Podemos las energías se van a la distracció­n de si está tan mal como cuentan la relación entre el líder y el (la) valido. Han quedado dos y no hay más, y la imagen del chalet demasiado vacío da mucho que hablar, sobre todo entre la parte morada del Gabinete de coalición. Ahora, póngales nombre y el cuento tendrá su final cerrado.

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