Tenemos que hablar de Modric
LpondráLpondrá a hablar mal de los que no están ni a decirte que todo va fatal. Es un profesional que respeta lo que hace y tiene un talento enorme, pero se pavonea menos que otros mucho más grises y que no dejan de hablar de todas las cosas que hacen bien cada día. Monchi nos enseñó en el curso de Dirección Deportiva que antes de fichar a un futbolista hay que investigar cómo se maneja
fuera del campo, qué amigos tiene y cuáles son sus costumbres. Y en estos tiempos, una cosa que no falla para saber de qué va cada uno es mirar su Instagram. En el de Modric no hay ni rastro de coches de lujo, anillazos que valen más que una casa o gorras de plato ladeadas. El croata tiene fotos... ¡jugando al fútbol! y hace poco subió una posando junto a sus hijos y el muñeco de nieve que habían hecho. Celebra los goles con la sobriedad de otros tiempos, levantando tímidamente la mano, como hacían Butragueño y Shearer, por ejemplo. No ha necesitado aullar o imitar a los personajes del Fortnite para ganar un Balón de Oro.
En 2012, cuando llegó del Tottenham, fue elegido en una encuesta en Internet como el peor fichaje del año, por
delante incluso del barcelonista Álex Song, que ahora juega, según la Wikipedia, en la Liga de Yibuti. El día de su presentación llegó con muchísimo retraso al Santiago Bernabéu para las fotos y su primera rueda de prensa. Nueve temporadas después parece que la espera mereció la pena. Dijo aquel día que su posición ideal era la de mediocentro y resulta que juega bien en todos lados.
uka Modric es uno de esos compañeros de trabajo con los que te puedes ir a tomar algo y sabes que no se