La Razón (Cataluña)

«EL BREAK NOS DIO UN LUGAR EN EL QUE REALIZARNO­S »

LLEVAN AÑOS BAILANDO EN EL METRO Y EN EL BARRIO. EL BREAKING ES UNA FORMA DE VIDA PARA GRACIEL STENIO Y RUBÉN MARTÍN, UNA MANERA DE EXPRESAR «RABIA Y NOSTALGIA» QUE SERÁ OLÍMPICA EN LOS JUEGOS DE PARÍS 2024. HAN CREADO UN CLUB EN MADRID

- FRANCISCO MARTÍNEZ

EsEs lunes y las calles de Madrid todavía están llenas de nieve. En la parada de la Renfe de Embajadore­s, todo el que pasa gira la vista porque algo les llama la atención. Muchos van con la cabeza metida en el móvil, pero por un rato se olvidan de él para mirar a un grupo de jóvenes que se mueve de una forma que atenta contra la lógica, con giros sobre la cabeza, los pies apuntando a un lado y el cuerpo a otro, en equilibrio, aguantando el peso en los brazos... Bailan lo que los medios llamaron en su momento break dance y cuyo nombre real es breaking, nuevo deporte olímpico, lo que ha generado polémica, pero que estos chicos esperan que sirva para dar impulso a algo que llevan años practicand­o, y casi nunca lo han tenido fácil. La historia de varios de ellos empieza en el barrio, en Aluche, donde jugaban al fútbol de pequeños. «Teníamos la ilusión de ser futbolista­s, luego ves que no es tan fácil por cómo está montado, y nos sentimos como fuera de lugar», dice Rubén Martín, conocido como «Chino», que está con Graciel Stenio, «Grazy»; Julián Gómez, «Huly»; Norberto Linares, «Bto» y Sufian Ben Yacoub, «Sufi». «Viniendo del barrio de donde veníamos, las oportunida­des no son las mismas que en otros lados y el break fue darnos un refugio en el que sentirnos a gusto y donde realizarno­s», añade. «La gente mayor de nuestro barrio bailaba, veíamos que hacía esas cosas extrañas y también

Siempre había problemas. Nos decían que no en centros culturales y en el Metro a veces nos echaban. Esperemos que ahora se vea distinto»

Vamos a intentar que la gente vaya a los Juegos, sean tratados como deportista­s y tengan financiaci­ón» Graciel Stenio, «Grazy»

Hay muchas formas de vivir, todas loables. Una danza no tiene que ser menos respetada que un mecánico o un abogado»

Tenemos que estar igual de en forma que otro deporte de alto rendimient­o. El breaking es un baile muy sufrido» Rubén Martín, «Chino»

queríamos», prosigue Graciel. Lo que comenzó por esa curiosidad, fue tomando una forma más profunda cuando conocieron el mundo del hip-hop, cultura creada en Nueva York en los 70 que tiene como pilares el breaking, el rap, el graffiti y el Djing. Y así arrancó lo que es una forma de vida. «Para mí es una terapia, el baile, el hip hop, es una manera de estar en paz conmigo mismo», asegura «Grazy», que desvela que los sentimient­os que lo definen cuando baila son «rabia y nostalgia». «El leitmotiv es que no siempre hay que hacer lo que nos estipulan. Hay muchas formas de vivir, todas loables. Una danza no tiene que ser menos respetada que un mecánico o un abogado», opina «Chino».

La escena de la Renfe de Embajadore­s se ha repetido durante años en Príncipe Pío, Sol... «Se nos ha hecho muy difícil encontrar sitios, cuando preguntamo­s a polideport­ivos o centros culturales nunca nos han dejado, hemos entrenado en el Metro o en la calle en verano, pero en el Metro a veces tenemos problemas con la seguridad o con la gente que va pasando a la que a lo mejor les molesta, y nos echan. Ahora, una vez federados, hemos formado un club, esperemos que las institucio­nes lo vean diferente», describe «Grazy». «Nuestra idea es crear nuestros propios espacios para que las generacion­es que vengan no tengan ese mismo problema», completa Rubén. La situación puede cambiar porque ya hablamos de un deporte olímpico. «Vamos a intentar tener más visibilida­d, que la gente se apunte a nuestro club y, por qué no, que vayan a los Juegos Olímpicos, compitan, puedan ser tratados como deportista­s y tener financiaci­ón», afirma Graciel. El club que han creado está dando sus primeros pasos y se llama Breaking Madrid.

La decisión de meterlo como deporte en los Juegos de París 2024 ha traído controvers­ia en el mundo del hip hop. «En la escena no está bien visto por todos, pero a la gente que no lo ve hay que decirle que son oportunida­des. Si gracias a esto nos van a poder ceder un espacio o nos van a ayudar para poder representa­r al país, eso siempre está bien», cree «Chino». En el mundo olímpico también ha habido mucho revuelo, con una pregunta principal: ¿es un deporte? Así lo ve «Grazy»: «Para mí el deporte es una forma de arte y el break es un arte». El componente físico es evidente al ver los movimiento­s imposibles que son capaces de hacer. «Tenemos que estar igual de en forma que en otro deporte de alto rendimient­o. Y con la dificultad de entrenar en la calle, con frío. Es un baile muy sufrido en el que te duele el cuerpo hasta que vas consiguien­do las cosas. Te tiene que molar mucho para que te puedas desarrolla­r en este arte», cuenta «Chino». «Grazy» desvela que aparte del baile como tal completa la preparació­n con el gimnasio o «viendo vídeos y hablando con gente para intentar estar en constante reciclaje». Otra de las dudas que genera es valorar quién ha sido el mejor, porque es más difícil objetivarl­o que en el baloncesto o el atletismo, aunque eso también sucede con la natación sincroniza­da o el patinaje. Graciel ha sido juez: «Soy un amante del movimiento, pero también valoro la emoción que hay detrás de la danza. O sea: mente, cuerpo y alma».

La idea del Comité Olímpico Internacio­nal es añadir disciplina­s como el breaking o la escalada para atraer a gente joven, pero manteniend­o la tradición. El formato olímpico será de uno contra uno en plan «pelea», eliminator­io. Habrá masculino y femenino y una modalidad mixta, algo poco habitual, que en el mundo del hip hop se llama Bonnie y Clyde. «Me gusta que no sea una competició­n nada más, sino que se intente evoluciona­r», piensa Rubén, defensor de que en un futuro ni siquiera haya género, aunque ahora sí lo ve necesario para que las mujeres crezcan, porque a ellas históricam­ente «les ha costado un poco más poder hacer breaking, por cómo es la sociedad, por presiones familiares...». «Está sirviendo para que suban el nivel. Las dos o tres mejores chicas del mundo están entre los diez mejores breakers del mundo», insiste «Chino», que ahora no vive de la danza porque, reconoce, no le llena lo de tener que ir a teatros o fiestas. «Grazy» sí vive de ello, aunque no de la competició­n: montó una empresa (Ntamo Performanc­e) y estaba en uno de los espectácul­os del Circo del Sol («Messi10») hasta que llegó la pandemia. Hace años compitió junto con Rubén Martín a nivel internacio­nal con el grupo Fusion Rockers. También hay campeonato­s autonómico­s, de España, del mundo...

Ahora los Juegos Olímpicos añaden una ilusión más a estos deportista­s urbanos. «A ‘‘Grazy’’ y a mí nos va a pillar un poco mayores, pero no va a ser por no intentarlo. Y si no participan­do, a nivel de mentor, que hayamos cogido a peña que esté en un rango de edad para poder ir», concluye «Chino».

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JESÚS G. FERIA
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Los chicos de Madrid Breaking practican en la estación de Renfe de Embajadore­s

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