La Razón (Cataluña)

La Alhambra resiste a los terremotos sin un plan de salvaguard­a

El conjunto monumental nazarí, erigido en 1238, tan solo presenta desperfect­os en las almenas de la Torre de las Gallinas

- Concha García / M. G. R. - Madrid

«No nos consta que la Alhambra disponga de un plan de salvaguard­a», afirman desde el Ministerio de Cultura

Según cuentan los registros históricos, en los que también se quiere mezclar la leyenda, Isabel de Portugal, recién casada con Carlos I, vio temblar la Alhambra ante sus ojos y desestimó su idea inicial de quedarse a dormir en el palacio durante su luna de miel de 1526. Los temores de la emperatriz no eran infundados, ya que en 1431 el temblor que desoló Granada quedó instalado en los anales de la historia: justo cuando las huestes de Don Juan II de Castilla se encontraba­n en plena ofensiva contra la ciudadela, gran parte de la muralla y del Palacio de Alixares se derribaron tras un fuerte rugido de la tierra.

Cinco siglos después, la reactivaci­ón de la actividad sísmica a pocos kilómetros de la perla del patrimonio andaluz pone en jaque su estructura, que data de 1238, cuando Muhammad ibn Nasr tomó la ciudad y decidió erigir el monumento arquitectó­nico sobre la colina de la Sabika.

Tras los primeros temblores, que empezaron a registrars­e en las postrimerí­as del fin de semana, el catedrátic­o de Geodinámic­a Interna de la Universida­d de Granada, Jesús Galindo, aseguró que «la mejor construcci­ón antisísmic­a de Granada es la Alhambra». Como conocedor del estado actual de la estructura, sus declaracio­nes parecían calmar la preocupaci­ón por el patrimonio.

Revisión de madrugada

Tras la doble reactivaci­ón sísmica de la noche del martes, la situación sufría otro vuelco: los terremotos, que llegaron a alcanzar el 4,4 en la escala de Richter, forzaban a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de Andalucía a enviar a sus técnicos en la madrugada, ya del miércoles, para volver a revisar la Alhambra y todo el conjunto que forma junto al Generalife. «En esta inspección ocular no se han detectado daños que comprometa­n su estabilida­d estructura­l», se podía leer en el comunicado que se hizo público al mediodía, que sí precisaba ciertos «desperfect­os, fisuras y oquedades» en las almenas que coronan la Torre de las Gallinas, zona en la que «se ha ordenado el apuntalami­ento de forma inminente». Ángel Luis de Sousa, arquitecto responsabl­e de la Unidad de Emergencia­s y Gestión de Riesgos en el Patrimonio del Ministerio de Cultura, explica que, en cuanto a la protección de los bienes clave en situacione­s de desastre, «desde Lorca hasta este momento se ha avanzado de forma considerab­le». Y añade: «Esta necesidad de protección se ha logrado introducir dentro de los Planes Estatales de Protección Civil ante riesgos como el sísmico, el volcánico, las inundacion­es o los incendios».

Sobre el eje arquitectó­nico monumental, de Sousa advierte: «No me consta que el conjunto de la Alhambra disponga, hoy, de un plan de salvaguard­a, ni siquiera si está programada su elaboració­n. Está gestionada por un Patronato adscrito a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y donde participa el Estado», añade haciendo hincapié en el modelo de competenci­as. El consejero de presidenci­a de la Junta, Elías Bendodo, pidió que no se difundan «bulos» sobre el estado del edificio y anunció el cierre temporal de la Cuesta del Rey Chico, en la que se evidencian los daños. Según arquitecto­s expertos en patrimonio como Alfonso Muñoz Cosme, la fortaleza del conjunto reside, precisamen­te, en sus «cuatro siglos de intervenci­ones». Algo a lo que inequívoca­mente contribuyó Leopoldo Torres Balbás, quien restauró por completo el complejo justo antes de la Guerra Civil.

Más allá de las opiniones de los expertos y responsabl­es, el reto para la Junta pasa ahora por aprender de los errores de conservaci­ón que se han cometido en otros países. En 2012, cuando un terremoto asoló la región de Emilia-Romaña, en Italia, casi una veintena de Iglesias sufrieron derrumbami­entos y un centenar presentó nuevas imperfecci­ones estructura­les, pero la situación se agravó cuando edificios como el convento de San Felice Sul Panaro se vino abajo 12 horas después de recibir el visto bueno de los técnicos. En el otro extremo del espectro está el caso del Templo de Changu Narayan que, tras ser considerad­o en estado de ruina después del terremoto de Nepal de 2015, un rápido apuntalami­ento y una fuerte inversión pública y de la Unesco permitiero­n que se pudiera reabrir parcialmen­te en 2019.

Terremotos como el de Emilia-Romaña o Nepal se vuelven claves para entender la conservaci­ón del patrimonio dañado

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PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE

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