Illa contra los indepes
La llegada del ex ministro de Sanidad con su temple y su tono rompe con la espiral de delirio
El socialismo ha decidido jugar la partida catalana con dos barajas y un único afán: evitar el triunfo independentista. Esta vez no pasará como con Arrimadas cuyo triunfo electoral no sirvió para nada. Ha terminado en Madrid y mendigando un pacto con el PSC. O no debería. Esta vez el socialismo tiene que ser el eje vertebrador de una alternativa mayoritaria y tiene que dar la estocada definitiva al independentismo. Se pueden hacer las dos cosas a la vez, lo que se debe evitar, o nada habrá servido, es que el independentismo repita mayoría. El factor pandémico con su fatiga, sumado al agotamiento del «procés» y la disfuncionalidad del ecosistema político con huidos y encarcelados es un espacio idóneo para la sorpresa «ma non troppo». De nuevo estas elecciones van de bloques pero ya no de «indepes» y «constitucionalistas» porque la entrada de Vox y la presencia de los Comunes desdibujan las fronteras. Esta vez los bloques son «izquierda» o «indepes» y las derechas constitucionalistas pugnarán por sacar los colores y ese juego tan inútil de ver quién dice la barbaridad más gorda. Cataluña ha deformado la realidad política sus usos, sus formas… solo ha estado bien gestionada cuando se aplicó el 155, que tanto y tan bien defendió el nuevo ministro Iceta aunque ahora le saquen otras declaraciones (lleva en política tanto tiempo que ha tenido la oportunidad de decir mucho, veremos qué hace ahora y por eso se le juzgará). Por eso la llegada del ex ministro con su temple y su tono rompe con la espiral de delirio. Ahí está su fuerza para vencer y sumar o para sumar a los ganadores… ahí y en haberse echado a la espalda una pandemia. Con asuntos mucho menos importantes otros ministros se han escaqueado… la inmigración en Canarias, por ejemplo.