Realidades paralelas
España se asemeja cada día más a Matrix, aquí no hay máquinas (que sepamos) ni ordenadores que nos controlen, pero también cohabitan dos universos: el de Sánchez y el del resto. En mi realidad, que es la del resto, todo es caos y desastre: la incidencia por coronavirus se acerca a los novecientos casos, cada día hay 36.435 nuevos contagios y 591 muertos. En la de Pedro Sánchez la realidad es otra: están en el efecto Illa, en el de no hacer nada por si te pillan.
Hablan del «efecto Illa» como si este fuera el mesías, el redentor, un sabio o un experto. Y nada más lejos de la realidad. Ha hecho compras defectuosas y encargos a empresas fantasma. Ha sido el pasmarote de la pandemia que abandona su cargo, en el punto más álgido de la tercera ola, y sin dar la cara. Si esto es un efecto cómo tiene que ser la trayectoria de los compañeros de Gobierno.
Casi a la misma hora que Sanidad daba los últimos datos, tremendos por cierto, del avance de la pandemia en nuestro país, salía Pedro Sanchez con su realidad a anunciar el nombre de los afortunados a ocupar Política Territorial y Sanidad. Ni una mención a la situación del coronavirus y mucho menos a los 591 muertos de ese día, ni al hecho de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) baje la previsión de crecimiento de nuestra economía ni a que Europa llame otra vez la atención a España por el intento de politizar la justicia.
En los dos universos paralelos que coexisten, en uno se valora el esfuerzo, la experiencia y la formación y en el otro si sabes contar hasta ocho te premian con ser ministro. Y si lo haces rematadamente mal puedes llegar a crear un efecto, como Salvador Illa. ¡Estamos locos!