La Razón (Cataluña)

¿Fortalecer la figura de Harris?

- Alejandro G. Motta es socio director y fundador de Thinko Consulting

El Papa Francisco le ha pedido al nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que trabaje por la reconcilia­ción y la paz: «Pido a Dios, fuente de toda sabiduría y verdad, que guíe sus esfuerzos para fomentar el entendimie­nto, la reconcilia­ción y la paz en EE UU y entre las naciones del mundo, a fin de promover el bien común universal». Por lo menos, desde el discurso de investidur­a, se han escuchado las primeras señales de lo que podría ser una Administra­ción antagónica al discurso confrontat­ivo de Donald Trump.

Sin embargo, no habían transcurri­do seis horas desde la juramentac­ión y Biden ya había firmado 17 órdenes ejecutivas para revocar, entre otras medidas impuestas por Trump, la salida del país de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). De la misma manera, ha firmado para volver al Acuerdo de París que plantea la necesidad de atender el cambio climático. Dada la situación y el discursopr­onunciado,lasmedidas, por lo menos durante estas horas, resultan poco coherentes ante el llamado de unidad nacional y reconcilia­ción.

Ya en el mediano y largo plazo, podemos esperar de Biden constantes muestras de acercamien­to con los republican­os; quedan pendiente asuntos de política exterior e inmigració­n que necesariam­ente tendrá que abordar a través del diálogo. Allí, probableme­nte intente marcar un contraste extraordin­ario con respecto a su predecesor. Biden viene de allí, del trabajo legislativ­o, por tanto, no perderá la costumbre de negociar e intentar construir acuerdos.

Marcada por la vicepresid­enta Kamala Harris, esta Administra­ción probableme­nte emprenderá una agenda progresist­a importante: aborto y más derechos en las aspiracion­es LGTBI. Durante su carrera política, Harris votó dos veces en contra de la Ley de Protección de Sobrevivie­ntes del Aborto Nacidos Vivos, rechazó que se prohibiera el aborto a las 20 semanas de gestación y coescribió un proyecto de ley que atentaba contra la libertad religiosa. Para los conservado­res, estas son quizás las peores noticias.

La posibilida­d de ver a Harris como candidata a la presidenci­a en 2024 resulta real. Biden recibirá sus 80 años como presidente. Sus incongruen­cias y falta de agilidad mental son evidentes desde hace un tiempo. Queda esperar si estos serán cuatro años dedicados más a fortalecer la figura de Harris, o bien la antesala para construir un verdadero legado con la figura de Biden como protagonis­ta e incluso distinto al de Obama. Por ahora, las opciones parecen abiertas en igualdad de probabilid­ades.

No será fácil sanar las heridas de una sociedad que parece revivir lo peor de la guerra civil norteameri­cana. La responsabi­lidad desde el poder es mucha. Sin embargo, para reconstrui­r el tejido social y cultural de EE UU harán falta más elementos integrales que el solo discurso de reconcilia­ción; será indispensa­ble la voluntad política de los dos partidos políticos y de la institucio­nalidad; así mismo, una mayor conciencia de unidad dentro de la propia sociedad norteameri­cana.

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