«ME GUSTA ESPAÑA COMO ES: DIVERSA, PLURAL Y UNIDA»
ElEl alumbramiento político de Miquel Iceta se pierde en los albores de los tiempos. Entró en la sala de máquinas, con acceso al alcantarillado y a toda la fontanería de su partido, y ahí sigue. Es un aparatchik de nacimiento. Y sobre todo un superviviente sin manual como el del jefe. Por instinto, habilidad y naturaleza camaleónica. Aunque sólo sea por sus décadas de servicio, las ha visto de todos los colores, y juega con ventaja porque ya forma parte del mobiliario institucional, o lo que es igual disputa en casa todos los partidos contra propios y ajenos. Está por ver si este nuevo rumbo en su singladura pública arriba en el puerto definitivo tras medio siglo de carrera o su ambición le abre nuevas puertas sin el cénit a la vista. Como todos, Iceta tiene una idea de España, al menos la formuló ayer en la toma de posesión como titular del Ministerio de Política Territorial y Función
Pública. «Me gusta España como es: diversa, plural y unida». Es un estribillo que suena, pero chirría y desafina en según qué casos. Hace unos meses, proclamó solemne y sesudamente que en este viejo país nuestro había ocho o nueve naciones porque «las he contado», que nacionalidad y nación eran «sinónimos» y que se podía «ser nación sin aspirar a Estado». Un sudoku catalanista de la familia del federalismo asimétrico. Algún día explicará su España unida con ocho o nueve naciones en su interior, y una buena parte de esos nacionalismos con los que compadrea obsesionados con ajusticiarla. Hay demasiados políticos, especialmente en la izquierda, pero no solo, que han convertido en devoción la conducta equidistante, ese poner una vela a Dios y otra al diablo sin sonrojo ni pudor. Los hay virtuosos de ese nadar y guardar la ropa, transitar entre dos aguas, que les aporta beneficios, y cuyos principios caben en una pompa de jabón hasta que explota. Como el dinosaurio de Monterroso, despertaremos e Iceta seguirá allí, hablará de sus ocho naciones, de concordia, diálogo, lo público, pedirá indultos para los nuevos golpistas... Lo que no sabemos es qué quedará de la España en libertad.