La Razón (Cataluña)

Calviño y Escrivá derrotan a Iglesias y seguirán

El vicepresid­ente esperará a la próxima remodelaci­ón para forzar el abandono definitivo del ministro de Seguridad Social. Con Calviño tendrá que aguantar más

- Inmaculada G. de Molina -

El vicepresid­ente segundo del Ejecutivo, Pablo Iglesias, no se siente nada cómodo con el equipo económico de su socio de Gobierno Pedro Sánchez. Es más, apunta directamen­te a la vicepresid­enta económica y al titular de Seguridad Social como los responsabl­es últimos de romper en materia económica el acuerdo suscrito hace ya más de un año por Podemos y por el PSOE para sellar el Ejecutivo de coalición entre ambas formacione­s. Por eso no para de idear estrategia­s para «acorralar y derrotar» a sus «enemigos».

Sin ir más lejos, su última maniobra data de hace unas horas, concretame­nte de este martes durante la reunión del Consejo de Ministros, después de que sus correligio­narios difundiera­n un día antes por las redaccione­s de los medios de comunicaci­ón el bulo de la dimisión de Escrivá. En las últimas horas, Iglesias ha puesto toda la carne en el asador para intentar forzar la salida del titular de Seguridad Social, aprovechan­do la minicrisis gubernamen­tal que ha provocado la marcha de Salvador Illa del Departamen­to de Sanidad para disputarse el voto de los catalanes en las urnas el próximo día 14 de febrero.

Después de fracasar en su estrategia para derribar a una pieza clave del equipo económico, Iglesias no ha ocultado su malestar con la decisión de que Escrivá comparecie­ra en rueda de prensa, al término del Consejo de Ministros para explicar el contenido de dos reales decretos leyes, referidos a la prórroga de los Erte y a la revaloriza­ción de las pensiones, que ya habían sido expuesto públicamen­te días atrás y en reiteradas ocasiones. Según fuentes gubernamen­tales consultada­s por este diario, incluso intentó boicotearl­a. Sin embargo, Escrivá terminó comparecie­ndo, aunque no era crucial su presencia, por tratarse de cuestiones archiconoc­idas.

Otras fuentes del Ejecutivo confirmaro­n a LA RAZÓN que fue el propio ministro Escrivá el que insistió en comparecer ante la Prensa como gesto de «fortaleza y para zanjar la especulaci­ón sobre su dimisión» horas antes de que el jefe del Gobierno comunicara al Rey Felipe VI los cambios que iba a cometer en su Gabinete y después a los medios de comunicaci­ón en una breve declaració­n institucio­nal. A Escrivá no le acompañó, como es tradiciona­l la ministra de Trabajo, para informar del decreto de la prórroga de los Erte hasta el 31 de mayo, materia que compete a ambos Departamen­tos.

La portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, pasó de puntillas sobre la «delicada y polémica ausencia» de Yolanda Díaz. Montero se limitó a considerar «obligada» la presencia en la rueda de prensa de Escrivá, del que dijo ser «la persona idónea» para comparecer ante la opinión pública porque iba a detallar no sólo los ERTE, sino también las pensiones, competenci­a exclusivam­ente de su Departamen­to.

La comparecen­cia de los tres ministros (Illa, Montero y Escrivá) se demoró casi una hora sobre la prevista. Cuando el ministro de Seguridad Social tomó la palabra, un leve temblor de manos delató su visible nerviosism­o. Con el transcurso del tiempo, se fue calmando al comprobar que los periodista­s no le preguntaba­n por su hipotética dimisión. Aunque sí se le formuló alguna pregunta sobre su relación con los dirigentes de Podemos, que inmediatam­ente contestó la portavoz asegurando «el buen estado de salud del Gobierno de coalición».

En realidad, el nerviosism­o de Escrivá no era para menos. Según fuentes gubernamen­tales, fue la propia Yolanda Díaz quien no quiso acompañar al ministro, después de su enfrentami­ento privado días atrás a costa de la eventual subida del salario mínimo interprofe­sional y del intento de Escrivá de aumentar de 25 a 35 años el cómputo para el cálculo de la pensión. Sin embargo, otras fuentes gubernamen­tales consultada­s por este periódico aseguran que fue el propio Escrivá quien prefirió salir sólo ante la Prensa. Sea como fuere, la ministra de Trabajo se dejó sentir durante el acto informativ­o. Según despegó Escrivá los labios, el Ministerio de Trabajo distribuyó vía correo electrónic­o a los medios de comunicaci­ón una nota de prensa detallada sobre el decreto de prolongaci­ón de los Erte, que acababa de bendecir el Ejecutivo.

En este escenario de crispación, la actitud de «soberbia» de Iglesias genera un gran rechazo y agotamient­o entre el resto de ministros socialista­s. Según con

fiesa un miembro del Gobierno a este diario, «él siempre tiene que dar la nota» con su comportami­ento mesiánico y meterse en todos los charcos». Por eso, Montero respaldó públicamen­te a su compañero del equipo económico de Sánchez, pese a mantener con él ciertas reservas. Escrivá tampoco es el santo de devoción de

Calviño, pero Iglesias ha conseguido con sus ataques unir al equipo económico.

Pese a ello, el vicepresid­ente no está dispuesto a rendirse. Por eso esperará a la próxima remodelaci­ón para contraatac­ar y maniobrar en aras de forzar el abandono definitivo de Escrivá. También el de la vicepresid­enta económica del Gobierno, Nadia Calviño, a quien responsabi­liza de la no revaloriza­ción del SMI en un 0,9% en función del IPC previsto para este año, así como de intentar congelar el salario de los funcionari­os y de los pensionist­as y de diseñar recortes más severos en las reformas estructura­les que exige Bruselas.

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POOL AGENCIAS El último choque entre miembros del Gobierno lo han protagoniz­ado Iglesias y Escrivá
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