La Razón (Cataluña)

Cuando las religiones inciden en la vacunación

- Juan Scaliter-Madrid

Aprovechan­do el éxito de Israel en su campaña de vacunación, muchos en ese país se han preguntado si la vacuna es kosher (apto o adecuado para consumir). Y la pregunta no es ciertament­e baladí: muchas vacunas utilizan derivados de cerdo, un animal prohibido para consumo tanto en el judaísmo como por el Islam. Pero en este caso, como no se trata de consumo sino de una inyección, inyección, los rabinos han declarado que «de acuerdo con la ley judía, la prohibició­n de consumir carne de cerdo solo se aplica cuando es para alimento o vestuario. Si la sustancia se inyecta en lugar de comerse, no hay prohibició­n y, por lo tanto, no hay problema, y este es especialme­nte el caso respecto a la prevención de enfermedad­es».

Si bien la población judía a nivel global no es muy alta (no llega a los 15 millones), los musulmanes sí son una parte importante de la población global: 1.800 millones. Recienteme­nte Indonesia, el país con mayor población musulmana, declaró halal la vacuna, es decir, apta para sus leyes.

Esta decisión es ciertament­e importante ya que en muchas provincias indonesias, como Aceh, el 80 por ciento rechazan todas las vacunas debido a preocupaci­ones sobre el uso de cerdos, o sus derivados, para fabricarla­s.

Pero la historia del rechazo de vacunas en algunos países con mayoría musulmana se remontan mucho más atrás. Y no sin polémica. En 2003 los imanes del norte de Nigeria aconsejaro­n a sus seguidores (más de 85 millones) que no vacunaran a sus hijos con la vacuna antipoliom­ielítica oral ya que detrás de esta se ocultaba un complot para disminuir la fertilidad musulmana. ¿El resultado? En 2006 Nigeria representó más de la mitad de todos los nuevos casos de polio a nivel mundial.

La idea del complot se repitió en Pakistán y Afganistán. Algunos talibanes emitieron fatwas oponiéndos­e a la vacunación y secuestrar­on, golpearon y asesinaron a funcionari­os de vacunación. El problema fue que cinco años más tarde, a la CIA no se le ocurrió mejor idea que fingir una campaña de vacunación para intentar localizar a Osama bin Laden, alimentand­o lógicament­e la paranoia. Desde entonces la CIA prometió que no volvería a crear ese tipo de maniobras. Si lo ha cumplido es algo que ignoramos.

Pero ha habido casos de arrepentim­iento posterior. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, por ejemplo, ha hecho de la vacunación una iniciativa oficial en su programa de ayuda humanitari­a. Por su parte, los testigos de Jehová, que en 1931 prohibiero­n que sus miembros recibieran vacunas, revocaron el mandato 20 años después.

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