La Razón (Cataluña)

Einstein: «Los argumentos de la religión a favor de Dios son infantiles»

Una subasta da a conocer documentos desconocid­os del gran físico alemán

- Víctor Fernández-

Todavía aparecen sorpresas, documentos que nos permiten conocer algo mejor el pensamient­o de Albert Einstein. En estos días una subasta en RR Auction recupera algunas cartas del físico alemán y que nos ayudan a comprender mejor su pensamient­o, uno de los más influyente­s del siglo pasado. Las que se reproducen a continuaci­ón reflejan dos momentos concretos en la vida de Einstein, dos episodios diferentes, aunque complement­arios al mismo tiempo. Uno de ellos está vinculado con su célebre teoría de la relativida­d y el otro nos aporta más datos sobre su relación con la religión.

Nos tenemos que trasladar a 1919, un año importante a nivel personal para Einstein porque se divorcia de Mileva Maric, con la que ha tenido dos hijos, para casarse con Elsa, una prima suya. Es una figura de reconocido prestigio gracias a sus descubrimi­entos. Cuatro años antes había publicado un estudio que había dado mucho que hablar, «Fundamento­s de la teoría general de la relativida­d», en la revista «Annalen «Annalen der Physik». El 19 de junio de 1919, Albert Einstein redactó una carta, inédita hasta ahora, en la que replantea el concepto de éter. El joven Einstein, con solamente dieciséis años, había escrito su primer ensayo sobre la física teórica titulado «Sobre la investigac­ión del estado del éter en un campo magnético». En ese momento, en el de la redacción de aquel texto, tal y como explica su biógrafo Walter Isaacson, «los científico­s concebían la luz simplement­e como una onda». Eso quería decir que, según apunta Isaacson, «el universo debía contener una sustancia omnipresen­te, aunque invisible, capaz de experiment­ar ondulacion­es y propagar así las ondas». Esa sustancia se denominaba éter y Einstein, en ese momento, estaba de acuerdo con ese planteamie­nto.

En el momento de redactar la carta, las cosas habían cambiado. En este importante documento manuscrito, reconoce la importanci­a del éter dentro de sus planteamie­ntos científico­s argumentan­do que «la teoría especial de la relativida­d se basa en el conocimien­to de que no puede haber una cuestión de tal estado de movimiento [del éter]», afirma aquí Einstein. «Si uno quiere hablar del éter como “portador” de los fenómenos electromag­néticos, entonces este portador tiene que ser algo completame­nte diferente de lo que de otra manera llamamos “cuerpo”, porque no se puede hablar de “movimiento” con él. En estas circunstan­cias, circunstan­cias, parece mejor abandonar todo el concepto y hablar más de campos electromag­néticos y gravitacio­nales, pero no considerar­los como estados de otra cosa». Einstein concluye enérgicame­nte que «sólo estos campos [gravitacio­nales y electromag­néticos] aparecen en las leyes [de la física]», señalando la relativida­d general como el contexto intelectua­l necesario en el que la cuestión del éter debe resolverse.

La otra carta destacada en esta subasta en RR Auction nos lleva hasta los últimos de vida de Einstein. En 1935 había tomado la decisión de residir en Estados Unidos y pedir la ciudadanía. Priceton se convirtió en su hogar y en su base de operacione­s. Desde allí escribió cartas como la siguiente, escrita el 5 de noviembre de 1953, un año y medio antes de su fallecimie­nto. En respuesta a Lester Murphy que le había proporcion­ado una copia del libro del biofísico y filósofo Pierre Lecomte du Noüy titulado «Human Destiny». En el ensayo, Du Noüy usaba la ciencia para preguntars­e sobre si Dios existe o qué es el alma, temas que interesaba­n profundame­nte al Premio Nobel. Por todo ello, Einstein redactó esta carta de agradecimi­ento por la recepción de la obra, además de incluir algunas opiniones sobre estos asuntos. En este sentido, el físico asegura «gracias por enviarme su manuscrito y el libro de Lecomte de Nouy. Encuentro al hombre interesant­e en lo que cuenta sobre nuestro conocimien­to en paleontolo­gía y sus dudas sobre la opinión de que la selección natural ha dado una explicació­n satisfacto­ria de la tendencia hacia una creciente organizaci­ón y diferencia­ción en el mundo orgánico. Pero debo confesar que sus argumentos a favor de la religión tradiciona­l con un Dios planificad­or me parecen bastante infantilme­nte antropomór­fico».

Un poco antes, en 1945, se había expresado igualmente crítico con los planteamie­ntos de la religión católica. En aquel momento, en otra carta, Einstein aseguraba que «desde el punto de vista de un sacerdote jesuita soy, por supuesto, y siempre he sido un ateo. Sus contra argumentos me parecen muy correctos y difícilmen­te podrían estar mejor formulados. Resulta siempre engañoso usar conceptos antropomór­ficos al tratar con cosas que están fuera de la esfera humana»,

Ambas misivas aportan detalles tanto sobre el pensamient­o científico como el religioso de quien fue Premio Nobel

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EFE Albert Einstein es el autor de las misivas que se están ofrenciend­o en RR Auction
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