La Razón (Cataluña)

Lo que nos faltaba: SR4, KO

- POR EDUARDO INDA

Cualquiera­Cualquiera diría que a este Real Madrid le ha echado mal de ojo una bruja mala-malísima. O que es un circo al que le crecen los enanos. La salida de Cristiano Ronaldo convirtió al equipo número uno en uno segundón. Sesenta goles al año no se cubren así como así. Y el que llegó para paliar el bajonazo anotador, Eden Hazard, ni está ni se le espera. Ha jugado 35 partidos en dos temporadas en todas las competicio­nes y sus goles brillan… pero por su ausencia. Es la maldición de los jugadores que provienen de la Premier: le ocurrió a Robben, que jugaba en el Chelsea como él, y se repitió el marronazo con Gareth Bale. ¡Ah!, se me olvidaba un Jonathan Woodgate que no disputó un solo partido en su primera temporada en la Casa Blanca.

Lo de anteayer de Sergio Ramos, esa inesperada operación que acalla las maledicenc­ias de quienes aseguraban que su lesión era un cuento chino, es la gota que colma el vaso de la mala suerte madridista. Éramos pocos y parió el menisco del camero. Aunque no creo que sea una lesión larga, es lo que le faltaba al Real Madrid. El 4 del equipo merengue marca la diferencia: es lo que tiene ser el mejor central del mundo. Con él, el equipo es una cosa; sin él, otra bien distinta. Las estadístic­as no mienten: los de Zidane sólo pierden el 13 por ciento de los partidos cuando él se encuentra sobre el terreno de juego. Un índice de efectivida­d que le sitúa como el segundo jugador más importante del Real Madrid en la última década y muy especialme­nte tras aquel cabezazo lisboeta del minuto 93 en mayo de 2014 que fue el banderazo de salida al Lustro de Oro blanco. La comparació­n se transforma en escándalo de marca mayor cuando conocemos que con él fuera de las convocator­ias el equipo merengue palma el 37 por ciento de los encuentros, es decir, casi el triple que cuando él juega. Ojo al dato. Pocas veces, salvo con estrellas muy estrellas como él, se ven en el mundo del balón gaps tan cantosos. Normalment­e, los guarismos de efectivida­d están más ajustados entre unos jugadores y otros. Sólo este dato demuestra la brutalidad futbolísti­ca que es SR4. Ahora la gran duda es si esta lesión, que le aboca a un parón de al menos mes y medio, será el punto y final de su hégira en el Real Madrid. Si volverá a reaparecer o no con ese 4 a la espalda que habría que retirar de los dorsales del equipo al más puro estilo NBA el día que definitiva­mente coja el petate y se las pire. Yo aún sigo pensando que Florentino y él están condenados a entenderse, que se quedará, que firmará dos años más y que, incluso, volverá a ser el líder sensato que se baja el sueldo porque sabe que sin público no hay billetes en las arcas de las entidades deportivas.

No sé si confundo mis deseos con la realidad, pero perder a Cristiano Ronaldo y a Sergio Ramos en tres años es un lujo que el Real Madrid no puede permitirse.

Si quitarnos al portugués supuso un -60 en goles por temporada, prescindir de Sergio representa­ría un +20 goles en contra al año como mínimo. No exagero: son cuentas, no cuentos. Conviene no olvidar que en la 20192020, el Real Madrid fue el equipo que menos goles encajó, 20, por los 22 del ultradefen­sivo Atlético de Madrid o los 24 del Athletic Club de Bilbao, que tiene porterazos y una defensa enormement­e solvente. El Barça de Messi y Ter Stegen se llevó 31 chicharros que se dice pronto. En la actual, con Sergio Ramos acumulando ya cuatro bajas, es el cuarto que menos tantos ha recibido por detrás de Atlético de Madrid, Sevilla y Barcelona. No nos tomemos a cachondeo el posible adiós de Sergio Ramos porque no tiene ninguna gracia. Y, entre tanto, busquemos un exorcista para acabar con esta maldita racha.

No sé si confundo mis deseos con la realidad, pero perder a Cristiano Ronaldo y a Ramos en tres años es un lujo que el Madrid no puede permitirse»

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