SE DETIENE EL CORAZÓN DEL DISEÑO GRÁFICO EN ESPAÑA
«La sencillez se convirtió en la seña identidad de todo su universo visual»
HayHay muchas formas de entender la identidad de un país. Para unos, reside en los símbolos que lo representan; para otros, son sus tradiciones las que la expresan. En el caso de Alberto Corazón, la identidad la aportaba el diseño gráfico. La muerte del artista y diseñador madrileño a los 79 años deja a la cultura española sin uno de sus renovadores más destacados del último medio siglo. Ya en 1965 participó en la creación de la editorial Ciencia Nueva. A principios de los 70 se convirtió en uno de los introductores más activos del arte conceptual en España. Expuso en la Bienal de Venecia de 1976 junto a Tàpies y Equipo Crónica. Y, durante durante la década de los 80, sus diseños contribuyeron más que ninguno a construir la imagen de la normalidad democrática. La huella de Alberto Corazón se halla en todos los escenarios de nuestra normalidad. Un breve repaso por algunos de los logos más célebres por él concebidos ofrece una medida de su influencia en el imaginario colectivo español: ONCE –del que más orgulloso se sentía–, Mapfre, Ferrovial, Círculo de Bellas Artes de Madrid, Casa Amárica, UNED o «Basta ya» son varios de sus trabajos que más han trascendido en el tiempo.
La crisis de 2009 le obligó a cerrar su estudio, circunstancia que tampoco lamentó en exceso debido a dos razones: ya estaba en edad de jubilación y, sobre todo, no podía convivir con la mediocridad rampante que se había apoderado de España. Son pocos los creadores e intelectuales que, como él, han empleado tantas veces y con tamaña autoridad la idea de «mediocridad» para vertebrar su diagnóstico sobre la deriva última de la sociedad española. En el ámbito del diseño, está medianía afectaba –según Corazón– a la calidad de los encargos. La labor esencial del diseñador se ha visto adulterada por el deseo de un éxito fácil y rotundo, por la apelación a factores sensoriales que no tienen nada que ver con el cometido auténtico del diseño.
Para Alberto Corazón, la estética y el arte constituían realidades distintas a las del diseño. Y esta afirmación no la realizaba desde una actitud fundamentalista hacia elnsector. Porque, además de uno de los grandes diseñadores gráficos españoles, españoles, fue pintor, escultor y fotógrafo. De un lado, estaba la funcionalidad de sus diseños, fácilmente legibles y directos a la razón; de otro, sus creaciones artísticas de colores exuberantes, elaboradas desde la memoria y el retorno a un cierto componente primitivo. La división nítida entre ambas dimensiones –la diseñadora y la artística– quedaba anulada por un único principio convertido en seña de identidad de todo su universo visual: la sencillez. Frente a la pirotecnia del diseño actual, toda la producción de Alberto Corazón ha consistido en un brillante ejercicio de depuración. Solo «lo menos» es capaz de comunicar «lo más». Sus diseños son historia de España porque han conseguido traducir al lenguaje sencillo de lo común la complejidad de nuestros mecanismos de conocimiento.