Sanidad sale al rescate de Illa y desmiente su vacunación
Ayer mantuvo su negativa a realizarse una PCR en el debate de LaSexta y los rivales pidieron que se pusiera la mascarilla
La polémica por el test de anticuerpos y antígenos de Salvador Illa, que el candidato socialista no se realizó ni en el debate de TV3 del martes ni en el de ayer de La Sexta, ha estallado y ha irrumpido con fuerza en esta recta final ante las elecciones catalanas. Illa se ha situado en el ojo del huracán por la negativa a hacerse la prueba e incluso por la sospecha de una posible vacunación que ayer el Ministerio de Sanidad desmintió de forma rotunda. Es más, certificó con un documento que el socialista no ha recibido ninguna vacuna contra la covid-19.
La controversia, lejos de remitir pese a las aclaraciones de los socialistas catalanes, continuó viva durante el debate de anoche en La Sexta. Nada más arrancar, Alejandro Fernández (PP), Carlos Carrizosa (Cs) y Laura Borràs (JxCat) se lo recriminaron a Illa de nuevo y le exigieron que se pusiera la mascarilla o se marchara del plató. El exministro de Sanidad cargó contra la ofensiva del resto de partidos contra él, a los que acusó de calumniarle, y rebautizó el «todos contra Illa» con el «todo vale contra Illa».
Todo se originó el martes en el debate televisivo de TV3: ese día, los nueve candidatos de los principales partidos a la presidencia de la Generalitat acudieron a la cadena pública y se les planteó la posibilidad de realizarles un test de antígenos –debían estar en un plató cerrado con decenas de trabajadores un mínimo de tres horas y nombrar a un sustituto por si acaso– que todos aceptaron –o acreditaron uno anterior negativo–menos el candidato del PSC y exministro de Sanidad.
La polémica saltó horas después y los socialistas salieron al paso rápidamente ofreciendo su versión: Illa no se hizo ni PCR ni tests de antígenos para cumplir con los protocolos sanitarios estipulados por la Generalitat, que marcan que solo se pueden hacer estas pruebas si una persona es contacto estrecho de un positivo o tiene síntomas. Los socialistas catalanes defienden que «ninguno de estos dos supuestos se dieron en las 72 horas previas». Y Salvador Illa se mantuvo ayer en su posición y tampoco se hizo ninguna prueba siguiendo los mismos argumentos que el martes.
Una postura arriesgada teniendo en cuenta que el PSC lidera las encuestas y se ha convertido en el rival a batir, concentrando la mayoría de ataques durante toda la campaña. Sus adversarios, de hecho, han explotado al máximo este malentendido desde el primer instante para tratar de desgastarle con críticas y tendiendo sospechas como una hipotética vacunación, ya desmentida. Y el momento es el menos oportuno ya que la campaña llega a su final.
El debate de ayer en la Sexta, el último antes de la cita con las urnas en Cataluña, se convirtió en el último escáparate para que los candidatos pudieran apurar sus opciones y arañar votos que pueden erigirse en determinantes ya que las encuestas marcan un desenlace electoral de vértigo, con tres partidos con opciones de victoria (PSC, ERC y JxCat); la incertidumbre sobre si el bloque independentista mantiene la mayoría parlamentaria; o, qué ocurre en la pugna por el cetro del centroderecha español. Pero más allá del debate, en las últimas horas se han registrado golpes de efecto que pueden acabar siendo decisivos antes de acudir a votar: es el caso del pacto suscrito por las fuerzas independentistas–JxCat, ERC, CUP y PDeCAT–en que acuerdan que no negociarán ni conformarán el Govern con el PSC se dé la correlación de sumas que se dé. Una suerte de cordón sanitario contra Illa para despejar las posbles sospechas –y críticas– sobre los republicanos, permanentemente en el foco por un hipotético tripartito entre PSC, ERC y comunes.
Y es que el independentismo también ha escenificado durante este tramo final la dura batalla interna que llevan librando JxCat y ERC a lo largo de la última legislatura y epecialmente a raíz de la convocatoria de las elecciones. Con las encuestas pronosticando hasta el último momento un triple empate entre socialistas, republicanos y postconvergentes que podría abocar a Cataluña a un nuevo bloqueo, la posición en la que queden los actores será determinante, especialmente en el bando del independentismo.
Otra de las batallas de este 14-F es la pugna entre Cs, el PP y Vox, con importantes repercusiones en el ámbito nacional y que en la última semana ha arreciado. Los populares habían evitado hasta el momento entrar al cuerpo a cuerpo con Vox, pero en la recta final han cambiado el paso y el enfrentamiento entre los de Casado y Abascal se ha hecho visible.
El PP y Esquerra apuntaban a que la negativa podría responder a haber sido ya vacunado
Su rechazo contrasta con la actitud del resto de los candidatos que se hicieron la prueba sin la más mínima objeción