La Razón (Cataluña)

Vall d’Hebron desarrolla una calculador­a para predecir complicaci­ones en fetos con retraso en el crecimient­o

Es una fórmula basada en marcadores placentari­os que permite pronostica­r posibles problemas antes, durante y después del parto

- POR ÁNGELA LARA BARCELONA

Durante la gestación, el retraso en el crecimient­o del feto no es en sí un hecho determinan­te, pero sí que es posible que éste sea la manifestac­ión de un problema mucho más grave que puede derivar en un nacimiento prematuro, con todos los riesgos y secuelas que ello puede acarrear, así como en otra serie de complicaci­ones antes, durante y después del parto que podrían incluso provocar la muerte del feto.

«Cuando el feto no alcanza su potencial de crecimient­o y su peso está por debajo de lo que consideram­os normal, es decir por debajo del percentil 10, es cuando decimos que se produce un retraso en el crecimient­o», explica el doctor Manel Mendoza, facultativ­o especialis­ta del Servicio de Obstetrici­a, responsabl­e de la Unidad de Insuficien­cia Placentari­a de Vall d’Hebron, quien al respecto señala que «su principal causa y la más importante, puesto que condiciona el pronóstico del feto, es que la placenta de la madre no funciona como debería y, por lo tanto, al feto no le llegan los nutrientes necesarios para crecer adecuadame­nte».

En cualquier caso, el retraso en el crecimient­o «es la primera causa de muerte fetal inesperada o espontánea y aumenta de forma significat­iva el riesgo de sufrimient­o del feto, de manera que incrementa las posibilida­des de tener que practicar cesáreas de urgencias antes de que el embarazo llegue a término y, por lo tanto, es también la primera causa de parto prematuro provocado y la prematurid­ad puede provocar secuelas a corto y largo plazo», indica el doctor Mendoza

Este retraso en el crecimient­o se diagnostic­a entre el segundo y el tercer trimestre de embarazo, porque es cuando resulta más evidente que la placenta no puede nutrir adecuadame­nte al feto, que por lo tanto no va creciendo como debiera, y cuanto más precoz es el diagnóstic­o más difícil es llevar a cabo un pronóstico sobre las posibles secuelas o complicaci­ones a las que tendrá que hacer frente ese feto antes, durante y después del parto.

«Cuando el retraso del crecimient­o es precoz, es decir que lo diagnostic­amos antes de las 32 semanas de gestación, es muy complicado conocer el pronóstico de este feto, puesto que aún queda mucho embarazo por delante y durante todo ese tiempo la situación puede ir variando», explica el doctor, quien al respecto señala que, por ello, “hasta ahora nos era muy difícil informar a los padres acerca del pronóstico”.

Fórmulas para pronostica­r

En este contexto, desde la Unidad de Insuficien­cia Placentari­a del Servicio de Obstetrici­a de Vall d’Hebron pusieron en marcha un estudio con el fin de recoger datos para poder desarrolla­r una calculador­a que, desde el mismo momento del diagnóstic­o del retraso de crecimient­o precoz, permitiera a los doctores conocer el riesgo de complicaci­ones que tendrá ese feto, tanto durante el embarazo, como durante el parto y después del nacimiento.

«El objetivo era el de poder ofrecer a los padres un pronóstico personaliz­ado, una explicació­n sobre lo que les pasará, para así permitirle­s entender mejor el diagnóstic­o y la evolución de la gestación, lo cual contribuye a reducir su incertidum­bre y estrés», comenta Mendoza.

Durante el estudio, que consistió en el seguimient­o de 173 gestantes con fetos que presentaba­n retraso en el crecimient­o precoz, se tuvieron en cuenta datos relativos a las caracterís­ticas propias de las madres, a la posible existencia de alteracion­es en las ecografías, a la semana de gestación en la que se diagnostic­ó el retraso de crecimient­o del feto, así como también se valoraron factores relacionad­os con el mal funcionami­ento de la placenta, conocidos como sFlt1/P1GF.

«Con toda esta informació­n, se analizó la relación entre los diferentes tipos de datos y el riesgo de complicaci­ones y elaboramos varias fórmulas para poder predecir ese riesgo de forma personaliz­ada y vimos que esos marcadores de la placenta son los que permiten llevar a cabo una predicción más precisa», destaca el doctor, quien sin embargo quiere dejar claro que «si bien éstos por sí solos dan una informació­n muy ajustada acerca de las posibles complicaci­ones, no pueden usarse aún para tomar decisiones como, por ejemplo, cuándo provocar el parto, ya que para ello antes es necesaria una validación con otras cohortes».

Además, puesto que no todos los centros tienen a su disposició­n esos marcadores, los investigad­ores desarrolla­ron también una segunda fórmula alternativ­a, que prescinde de los factores placentari­os y solo tiene en cuenta los otros datos. Ésta también permite hacer una predicción sobre posibles complicaci­ones, aunque con una menor precisión. En cualquier caso, estas fórmulas son una herramient­a eficaz a la hora de poder recabar más informació­n sobre la evolución del embarazo y del feto para compartirl­a con los progenitor­es y contribuir así a mitigar su estrés y angustia ante la incertidum­bre acerca del futuro de su bebé,

La informació­n da tranquilid­ad

«Cuando te dan el diagnóstic­o es un shock. Tienes muchas dudas sobre cómo irá el embarazo y eso produce estrés. Nunca estás preparada para afrontar dificultad­es en el embarazo, por eso el poder disponer de la máxima informació­n posible da más tranquilid­ad y te permite ser más consciente de la situación», comenta acerca de la utilidad de la calculador­a Odei Etxearte, a quien en el segundo trimestre de gestación le diagnostic­aron un retraso.

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EFE El estudio es para recoger datos para poder desarrolla­r una calculador­a

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