Ganan los arreglistas frente a los problemistas
Nueva jornada electoral y resultados envenenados. O sea, que una nueva cita con las urnas en Cataluña no se descarta. Está ahí en el horizonte. A la hora de cerrar esta edición está todo en el aire. El disputado voto del señor Cayo se peleará hasta el último momento porque la configuración final dependerá de algunos puñados de votos en las cuatro circunscripciones. No descarten tampoco oscilaciones en los resultados en los recuentos finales de las próximas semanas.
Un gobierno independentista es posible, siempre lo es, pero hasta ahora ha sido un oxímoron. De hecho, los independentistas tenían hasta ahora la mayoría suficiente para formar un gobierno y llegar al final de la legislatura. Y no hubo acuerdo, hubo elecciones. La incógnita es quién liderará el independentismo. Si ERC lo hace el abanico de posibilidades se amplía. Podrán elegir entre Junts per Catalunya o el PSC junto a los Comunes. Si Junts per Catalunya es la que gana habrá que contemplar la magnitud de la crisis en los republicanos, siempre con un síndrome de dependencia hacia la derecha independentista, y si ERC es capaz de mantener su línea estratégica en Cataluña y en el resto de España. El gran ganador, aunque no se haya cerrado el escrutinio, es claramente el PSC. Los socialistas jugaban para la tercera plaza y han estado jugando la final. Sin duda, se llevan un trofeo, como apunta siempre Iván Redondo, el jefe de gabinete del presidente Sánchez. De hecho, se lo han llevado y de forma notoria. Nadie se esperaba que Illa pudiera hacer un pulso al independentismo y ganar de forma imparable en Barcelona, la
Los socialistas jugaban para la tercera plaza y han estado jugando la final
provincia más poblada de Cataluña. Además, el PSC va a tener la llave del gobierno para dar aire a ERC –aunque haya perdido las elecciones– y, por ende, ayudar a la gobernabilidad de España.
En la derecha, como ya dijimos en estas páginas, tsunami total. En el PP o Ciudadanos, el desastre es ensordecedor. El PP se queda por la mínima en el Parlament y Cs se ha hundido sin remisión. Han blanqueado a la extrema derecha de VOX y la extrema derecha se ha convertido en el refugio del voto útil de los más radicales. Ambos partidos, además, deben saber que estos resultados los dejan ante el precipicio, pero no solo. Sin tener representación en Catalunya y en el País Vasco, la derecha española no puede gobernar España. El gobierno de Sánchez hoy ha tenido su principal aval.
Con estos resultados, endiablados, el debate ya no es entre independentistas y constitucionalistas, sino entre arreglistas y problemistas, como en la jornada de ayer de forma muy lúcida lanzó un tuitero. Los dos partidos con mayor representación son ERC y PSC, los arreglistas. A estas horas tienen la mayoría absoluta ambos partidos, lo que abre una clave diferente a partir de ahora.
Los arreglistas podrían gobernar con un cómodo colchón a través de los Comunes. Este arreglismo tendría su cordón umbilical en el gobierno de España y abriría un nuevo tiempo de estabilidad. No olvidemos que los catalanes tenemos el récord de votaciones consecutivas en los últimos años.
Si gana Aragonés la situación estará muy clara, pero si gana Illa la cosa se complica. Alguno seguro que desempolvará una situación similar en Euskadi. Ganó Txiqui Benegas, pero el PSE le entregó la lendakaritza a José Antonio Ardanza. Esta puede ser la piedra filosofal del arreglismo, pero forzar unas nuevas elecciones será demoledor para quién lo provoque. A algunos partidos les podría interesar, pero a Cataluña no. Más tiempo sin gobierno y sin presupuestos en plena crisis sanitaria y económica no es factible. Cataluña lleva años en decadencia.
Los arreglistas podrían gobernar con un cómodo colchón a través de los comunes