Los días que marcaron la historia de Cataluña
Una serie de libros en Rosa dels Vents donde se analizarán algunos de los episodios más destacados del pasado catalán
Una nueva colección, que publicará la editorial Rosa dels Vents bajo la coordinación del historiador Agustí Alcoberro, analizará hechos y fechas concretas de la historia reciente de Cataluña.
El director literario de Rosa dels Vents, Jordi Riambau, explicó ayer en la presentación que «esta colección tiene referentes en Francia, Italia y en España en castellano en el sello Taurus, que recuperan los días que han hecho historia para explicar la historia de un país». La colección se ha iniciado con dos primeros libros, «La vaga dels tramvies», de Francesc Vilanova, y «La bullanga de Barcelona», de Jordi Roca Vernet y Núria Miquel, a los que seguirán, anunposguerra ció Alcoberro, otros dos volúmenes, uno sobre los hechos de Prats de Molló, de Giovanni Cattini, y otro sobre la derrota de 1714, del propio Alcoberro.
Según Alcoberro, «en un momento de empacho de días o acontecimientos históricos», se deben divulgar «momentos que han sido un punto de inflexión, que han construido memoria histórica histórica individual y que se convirtieron en memoria colectiva», y aunque habrá «volúmenes sobre algunas fechas previsibles, también habrá de otras más desconocidas popularmente».
En «La bullanga de Barcelona», Jordi Roca y Núria Miquel analizan la revuelta popular del 25 de julio de 1835 en Barcelona en la que se quemaron varios conventos. Empezó en la plaza de toros de El Torín de la Barceloneta, desde donde se extendió rápidamente por toda la ciudad; y los días siguientes los disturbios culminaron con el asalto y destrucción de la primera fábrica que funcionaba con la energía del vapor, Bonaplata, y el asesinato del gobernador militar.
Esta bullanga –en un contexto de guerra contra el carlismo y de profunda transformación económica– convirtió Barcelona «en la ciudad líder del proceso revolucionario liberal en la monarquía española en los siguientes ocho años».
Para los autores, ninguna otra ciudad como Barcelona fue capaz de hacer caer gobiernos y hacer tambalear la monarquía.
Jordi Roca recordó que han pasado más de treinta años desde el último estudio de una bullanga que se enmarcó en la revolución liberal en España. A este respecto, la dinámica de protesta de las clases populares llevó entonces, precisó Roca, a que las élites políticas dieran un paso más allá y acabaran con el gobierno moderado del conde de Toreno y el gobierno español diera un giro liberal. Por su parte, Núria Miquel subrayó que para este libro han podido contar con varias fuentes inéditas, como un dietario que da la visión de la perspectiva de las clases populares.
En «La vaga dels tramvies», Francesc Vilanova se centra en La huelga de los tranvías que tuvo lugar el 1 de marzo de 1951, en Barcelona, cuando miles de ciudadanos se negaron a coger los tranvías para protestar contra el aumento del precio de los billetes.
Aunque las leyes franquistas prohibían numerosas actividades, no habían previsto la posibilidad de castigar a aquellos que se negaran a utilizar un servicio público.
Esta protesta popular, que denunciaba la incompetencia y la corrupción moral del poder, y la posterior huelga general acontecieron una referencia inexcusable para la lucha contra la dictadura y fueron, según su autor, «el punto de partida para dejar atrás la resignación y el fatalismo de la y el descubrimiento que merecía la pena luchar y hacer frente a la dictadura».
A pesar de que esa huelga fue «mítica y fundacional en el franquismo y el antifranquismo», A este respecto, Vilanova señaló que solo hay un estudio que la analiza, obra de Félix Fanés, de 1977.
«Para construir el libro opté por una especie de dietario a partir del 8 de febrero, cuando aparecen las primeras octavillas que anuncian la huelga», apuntó Vilanova, para quien el libro mantiene dos preguntas sin respuestas: «¿cómo se explica que la convocatoria de huelga tuviera éxito? y ¿de dónde salen las octavillas y cómo surgió la protesta?.
Vilanova subrayó que «fue la primera gran protesta social contra la dictadura que paradójicamente no tuvo autoría conocida», pero remarca que «la huelga fue un movimiento de protesta de subsistencia, no un conflicto político, pues no perseguía hacer caer el régimen».
El historiador sostiene que se podría ampliar la investigación sobre la huelga del tranvía con informes falangistas, informes policiales del Ministerio de la Gobernación, algún análisis político a nivel de presidencia en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, «pero otra cosa es que sea localizable y accesible».
También debería resolverse «el problema que hay con las fuentes privadas en Cataluña», como los referentes a los entonces alcaldes Antonio Simarro y su predecesor José María de Albert Despujol (Barón de Terrades) o los papeles del Gobierno Civil, hoy depositados en el Parque Móvil del Estado.
Sobre la posible participación de sectores falangistas en la huelga, Vilanova dijo que «participaron inicialmente, no por estar de acuerdo con los promotores de la protesta, sino porque creían que les podía ir bien en contra del gobernador civil, Baeza Alegría, pero se espantaron ante la respuesta de la autoridad gobernativa y echaron marcha atrás».
«La vaga dels tramvies» y «La bullanga de Barcelona» son los primeros títulos de la nueva colección