Un amor anciano y «prohibido» luchará por el Oscar para Francia
«Entre nosotras», la historia de una clandestina relación entre dos mujeres dirigida por Filippo Meneghetti, intentará ganar la estatuilla al mejor filme en habla no inglesa
No se trata de algo nuevo, recientemente descubierto ni por supuesto pertenece a la categoría de afectos inéditos. Las mujeres se han querido, atraído y gustado desde antes de que el tiempo existiera. Pero no siempre han nacido en una época en donde pudieran hacerlo en público. El cine, en su afán de catalizador de realidades, así lo ha reflejado en numerosas ocasiones de la mano de autores como el paraguayo Marcelo Martinessi y su crepuscular «Las herederas» en donde las sexagenarias Chela y Chiquita exponían los fantasmas y debilidades de una relación de treinta años de duración, el director de «Carol», Todd Haynes, y su hermosa invitación al descubrimiento de los problemas de una pareja neoyorquina de los años cincuenta con Cate Blanchett y Rooney Mara, o la personal obra de Isabel Coixet, «Elisa y Marcela», donde se hacía eco del matrimonio pionero de dos mujeres gallegas en 1901.
Dos cuerpos envejecidos
«Que las protagonistas de mi película sean ancianas no es casual. Cada vez hay más relatos sobre la homosexualidad femenina pero menos sobre el hecho de que sean mayores. Pienso que eso se debe a la consideración que muchas veces se tiene de un cuerpo envejecido como algo no atractivo. De hecho, durante las negociaciones de financiación del filme me lo dijeron… “No es algo que la gente quiera ver”», confiesa Filippo Meneghetti a LA RAZÓN.
«Entre nosotras», la cinta dirigida por este cineasta italiano afincado en Francia que lleva el marchamo de candidata al Oscar al mejor filme en habla no inglesa por el país galo, presenta una historia de amor maquillada por las apariencias y repleta de intensidad soterrada cuyas protagonistas, Nina y Madeleine, son dos mujeres que llevan mucho tiempo salvándose la una a la otra y amándose de puerta a puerta sin que la familia de la segunda lo sepa. Ambas viven en el mismo edificio y en la misma planta pero en pisos enfrentados. Una situación que, según Meneghetti, tiene mucho de verosímil: «Después de años de escritura, la tía de una amiga a la que le di a leer el guión porque había vivido algo muy parecido me dijo: “Yo conozco a alguien que vive exactamente la misma situación». Encima también eran una mujer italiana y una francesa. Me contó que residían en el mismo edificio, una enfrente de otra, escondiéndose de la familia de una de las dos. Tanto es así que intenté conocerlas para que pudiesen leer el guión y me dijeran si me equivocaba o no o si había detalles mejorables. Pero, por desgracia, no quisieron reunirse conmigo. A veces, la ficción y la realidad se encuentran en lugares inesperados», comenta el italiano.
Sentimiento universal
Lejos de subrayar de forma oportunista el hecho de que sean dos mujeres las que se besan en la pantalla, Filippo Meneghetti utiliza la efectividad de la no evidencia para potenciar el componente universal de la historia. «No me gusta la idea de hacer películas abiertamente militantes, pero por una razón sencilla: me encanta el diálogo. Por eso lo que pretendo con esta película es proponer un relato que falta, y en esto hay una clara implicación política asumida. Pero toda representación es política al fin y al cabo, todo cuerpo, todo acto –público y privado– lo es. Aunque si alguien al final de la cinta se ha olvidado de que las protagonistas son dos mujeres lesbianas y ancianas, estaré contento», afirma.
Y añade que, «por sorprendente que parezca, durante el año y medio de vida de esta película he recibido muchas cartas, infinidad. Pero concretamente recuerdo la de una mujer que abiertamente declaraba no estar interesada en las cuestiones del colectivo LGBT, no haber visto nunca películas con esta temática e incluso ser de derechas. Sin embargo, me reconoció “haber sentido el amor de estas dos mujeres en su carne” cuando vio la cinta con una amiga. En realidad, si lo pienso, esa misiva que te comento es lo más bonito que me ha ocurrido con “Entre nosotras”».