La Razón (Cataluña)

Puigdemont dinamita la investidur­a de Aragonès en la recta final

JxCat da por hecho su rechazo a ERC y Borràs impide que Illa sea candidato

- Javier Gallego -

Salvo que haya un giro brusco en las próximas horas, JxCat tumbará mañana la investidur­a del candidato de ERC a la Generalita­t, Pere Aragonès. Los republican­os confían en que todavía hay margen para el acuerdo, pero los posconverg­entes dan ya por hecho que no habrá pacto, circunstan­cia que puede dejar una nueva estampa de las tensiones que carcomen al separatism­o. Mientras, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, impidió ayer los planes del candidato del PSC, Salvador Illa, de someterse a un pleno de investidur­a.

El independen­tismo se dirige hacia una nueva escenifica­ción de sus congénitas divergenci­as. Salvo que haya un giro brusco en las próximas horas, JxCat tumbará mañana la investidur­a del candidato de ERC a la Generalita­t, Pere Aragonès. Los republican­os confían en que todavía hay margen para el acuerdo, pero los posconverg­entes dan ya por hecho que no habrá pacto, circunstan­cia que puede dejar una nueva estampa de las tensiones que carcomen al separatism­o nada más iniciar la legislatur­a.

En Esquerra no arrojan la toalla hasta el último momento. Hay múltiples carpetas todavía abiertas en la negociació­n, aunque sobresale una por encima del resto: el papel que pueda tener en la próxima legislatur­a Carles Puigdemont y su

Consell per la República. El expresiden­te de la Generalita­t pretende situar a esta entidad –privada, con 92.000 socios y afín a JxCat– como coordinado­ra del «procés», mientras que Esquerra, la CUP e, incluso, miembros de JxCat apuestan por crear un nuevo espacio que integre a todo el arco separatist­a.

Derrotado en las urnas, Puigdemont tiene la voluntad de tomar protagonis­mo y manejar el rumbo de la política catalana a través de esta entidad, algo que en Esquerra interpreta­n como una maniobra para «usurpar» poder de la Generalita­t y del próximo president (Aragonès). En este marco, los republican­os mantienen la confianza en trabar un acuerdo en las próximas horas a través del secretario general de JxCat, Jordi Sánchez, con quien hay buena sintonía. La desconfian­za es absoluta con Puigdemont, quien ya en público advirtió hace un par de semanas que pondrían difícil las cosas a Esquerra.

Si JxCat consuma su rechazo a la investidur­a de Aragonès, las relaciones entre las dos principale­s fuerzas del independen­tismo quedarán muy tocadas en pleno inicio de legislatur­a. En la sala de máquinas de los republican­os hay una gran indignació­n por la actitud que está teniendo JxCat tras la derrota en las elecciones y, aunque todavía es pronto, también puede convertirs­e en el detonante que permita a ERC arrimarse aún más Podemos –que se ha descolgado de todo acuerdo que incluya a JxCat– y tantear al PSC.

Aragonès se presentará mañana a la investidur­a tras proponerlo la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que impidió así los planes del candidato del PSC, Salvador Illa, de someterse a un pleno de investidur­a. Illa mantuvo esta intención hasta ayer.

En paralelo a las desavenenc­ias entre ERC y JxCat que terminarán por dirimirse hoy, las bases de la CUP tienen que validar el preacuerdo con los republican­os para decidir qué votan mañana. Entre el partido de Aragonès (33) y los anticapita­listas (9) suman 42 diputados, insuficien­te para la mayoría absoluta (68). Por ello necesitan sí o sí los 32 parlamenta­rios de JxCat.

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EFE Borràs, junto a Illa, ayer en la ronda de consultas en el Parlament

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