La Razón (Cataluña)

La inmunotera­pia no es opción para el 50% de pacientes con cáncer de hígado

Esta enfermedad es el sexto tumor más frecuente a nivel mundial y la cuarta causa de mortalidad a nivel oncológico

- Ángela Lara-

El cáncer de hígado es el sexto tumor más frecuente a nivel mundial y la cuarta causa de mortalidad por cáncer. El más habitual es el carcinoma hepatocelu­lar (HCC), el cual puede tener un origen vírico por infección de Hepatitis B o C, o bien no vírico, que tiene lugar por un excesivo consumo de alcohol o a consecuenc­ia de un hígado graso por obesidad o diabetes, que es lo que se conoce como esteatohep­atitis no alcohólica. El hígado graso tiene actualment­e una prevalenci­a del 25% en el mundo y está detrás del 20% de los casos de carcinoma hepatocelu­lar en Europa y Estados Unidos.

Para los pacientes con HCC en estadios iniciales o intermedio­s, hay tratamient­os quirúrgico­s, como la resección y el trasplante hepático, o loco-regionales, que serían la radiofrecu­encia y la quimioembo­lización, aunque lo cierto cierto es que cerca de la mitad de los pacientes serán tratados con fármacos, ya sea mediante terapias moleculare­s como con inmunotera­pia, la cual se ha demostrado eficaz para fases avanzadas de la enfermedad. Tal y como explica el doctor Josep María Llovet, profesor ICREA del IDIBAPS, «actualment­e, entre el 50% y el 60% de los pacientes con HCC están expuestos a tratamient­o sistémico y el número uno es la inmunotera­pia y este tratamient­o, según un ensayo clínico que se publicó en el New England en el que se comparaba con el tratamient­o con sorafenib que habíamos dado durante 12 años, ha demostrado tener una eficacia superior y por eso cada vez se está utilizando más y se espera que finalmente se utilizará con un 70% de los pacientes».

Sin embargo, esa eficacia en ocasiones se puede ver comprometi­da en función de cuál sea el origen del tumor. Ante esta circunstan­cia y dado que ha aumentado la incidencia de la esteatohep­atitis no alcohólica, con el riesgo que ésta conlleva de acabar desarrolla­ndo HCC, investigad­ores del ClínicIDIB­APS, junto con otros del German Cancer Research, han liderado un estudio en el que se han analizado los ensayos en los que se utiliza inmunotera­pia. «Hemos visto que ésta sirve mucho para pacientes que tienen este cáncer de hígado por etiología viral, en estos casos el resultado es extraordin­ario, pero en cambio el resultado es menos eficaz en pacientes que tienen etiología no viral», comenta el doctor Llovet, coordinado­r del estudio, quien deja claro que «en cualquier caso, eso no quiere decir que la inmunotera­pia no sea eficaz, sino que lo que vemos ahora es que en pacientes con etiología no viral no hay diferencia entre el sorafenib y la inmunotera­pia, pese a que en su momento el artículo del New England apuntaba que la inmunotera­pia era más eficaz en todos los casos».

En definitiva que, tal y como indica Llovet, «en la etiología viral, que representa al 50% de los pacientes, la inmunotera­pia va extraordin­ario, pero en la no viral, ésta funciona igual que el tratamient­o anterior con sorafenib». El mecanismo que explicaría este fenómeno es que «la célula principal inmune contra los tumores es la célula T y ésta, en los pacientes con la etiología no vírica, no es eficaz en eliminar el tumor y, cuando damos inmunotera­pia, que lo que hace es activar estas células T para que eliminen el tumor, éstas están activadas pero son disfuncion­ales por los depósitos de grasa que se producen a consecuenc­ia de la enfermedad y no vemos efecto antitumora­l», señala el investigad­or.

Estos resultados permiten extraer dos conclusion­es. Por un lado, «los médicos cuando vean pacientes con HCC y hayan de valorar qué tratamient­o se ha de dar, han de tener en cuenta que la inmunotera­pia se ha de dar en HCC de etiología viral, pero cuando es etiología no viral también se pueden dar las otras terapias, porque no está tan claro que vaya tan bien la inmunotera­pia y por lo tanto ya no queda claramente como primera opción». Por el otro, la segunda conclusión es que «si los pacientes con etiología no viral no responden bien al tratamient­o que ahora damos, hay que buscar una alternativ­a; hay que hacer estudios específico­s a estos pacientes para ver qué combinació­n les hace que las células T se activen adecuadame­nte», explica el doctor Llovet.

Si los pacientes con etiología no viral no responden bien a este tratamient­o hay que buscar una alternativ­a

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LA RAZÓN En la imagen el equipo de investigac­ión del Hospital Clínic, que ha arrojado unos datos e informació­n oncológico­s reveladore­s

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