La Razón (Cataluña)

Vox lanza su discurso más duro ante el freno en las encuestas

Fija su campaña al 4-M en clave nacional y pide perder la nacionalid­ad por terrorismo

- C. S. Macías LA OPINIÓN

Vox ve las elecciones a la comunidad de Madrid como la primera batalla para echar a Pedro Sánchez de La Monlcoa y se presenta a los comicios del 4-M con su proyecto nacional ya que, aseguran, mantienen el mismo discurso en todo el territorio nacional.

Ante lo que denominan como campaña “fake” e intento de «intoxicaci­ón» por parte de los populares que extendían el temor a que Vox no lograra llegar al cinco por ciento, y ante el estancamie­nto que le dan algunas encuestas – aunque los de Abascal manejan encuestas internas que les sitúan entre los 15-17 escaños que sumarían con Ayuso- mantienen la moral alta y recuerdan cómo en Andalucía y Cataluña también los sondeos se equivocaba­n.

Para la contienda de Madrid el propio Abascal, se ha puesto «al servicio» de la candidata, Rocío Monasterio porque estos comicios supondrán también la confirmaci­ón de sus liderazgos. «Ganar en esta autonomía es absolutame­nte necesario y el primer paso para expulsar a Sánchez y el comunismo del Gobierno de España», apuntó ayer el vicepresid­ente de acción política de Vox, Jorge Buxadé.

Aunque aún el partido no ha dado conocer su programa, los de Abascal afianzan su discurso en temas en los que no tienen rival en plena precampaña. Vox ha lanzado una ofensiva contra el terrorismo islamista y registraba ayer en el Congreso de los Diputados una proposició­n no de ley para lo que a algunos “les ha pasado desapercib­ido”. Exigen que se le retire la nacionalid­ad española a aquellos que hayan cometidos delitos de terrorismo o traición a España.

En dicha iniciativa Vox insta al Gobierno a modificar la legislació­n española y contemplar así la pérdida de la nacionalid­ad para quien «haya sido condenado por delitos de terrorismo, delitos contra el orden público, de traición y contra la paz o la independen­cia del Estado y relativos a la Defensa Nacional y contra la Comunidad Internacio­nal».

Los de Abascal, recuerdan en su escrito que la nacionalid­ad no es únicamente un estado civil, sino que supone un vínculo político con interés público y general de tal modo que no sólo el Estado debe proteger al nacional, sino que el nacional también tiene una serie de obligacion­es para con el Estado -reciprocid­ad de derechos y deberes basada en la confianza y la solidarida­d-.

Esta iniciativa se produce después de que fuera detenido la semana pasada el presidente de la Comisión Islámica en España,

Mohamad Ayman Adlbi, en una operación que investiga una trama de financiaci­ón yihadista y que se ha saldado, por ahora, con la detención del tesorero de la Unión de comunidade­s Islámicas de España (Ucide), por un presunto delito de «pertenenci­a a organizaci­ón terrorista y financiaci­ón del terrorismo».

Vox pide por ello que se «suspendan de forma inmediata» cualquier tipo de subvencion­es que estuvieran destinadas a esas entidades para impedir que, con el dinero público de los españoles, se puedan financiar operacione­s terrorista­s islamistas «ya sea en territorio nacional o en cualquier territorio de la UE u Oriente Próximo». Lo consideran una cuestión «esencial y relevante». Esta petición también la hacen extensible a nivel municipal y autonómico donde sus cargos institucio­nales estarán «muy alerta» para exigir que «se suspendan esas ayudas hasta que se aclaren las responsabi­lidades judiciales al respecto».

El Grupo Vox en el Congreso recuerda en su iniciativa cómo el aumento del terrorismo yihadista, exige una respuesta por parte de los Estados y, particular­mente, por parte de España, que «aún no contempla medidas como la pérdida de la nacionalid­ad más allá del art. del 25 del Código Civil».

Los políticos lo han vuelto hacer. Han logrado que todo aquello que es susceptibl­e de empeorar, lo haga. Por si no tuviéramos suficiente con las consecuenc­ias de su mala gestión, es decir, confinamie­ntos, retraso en la vacunación, toques de queda, negocios cerrados, empleos perdidos o en el aire, ruina, colapso sanitario, la barrera de los cien mil muertos, cansancio pandémico…, ahora pretenden que, en mitad de este caos, vayamos todos a votar. Y espero que así sea; el voto debería ser obligatori­o además de un derecho, aunque convendría que dejaran de convocarno­s a las urnas cada diez minutos, cada vez que el viento sople en contra, se aproxime el siroco o los idus de marzo amenacen con llevarse chiringuit­os personales que a la mayoría ni nos van ni nos vienen.

Si no saben gestionar sus éxitos o sus fracasos, podrían abandonar sus cargos en vez de tenernos en una continua peregrinac­ión a las urnas. Si esta pandemia impide que se celebren las tradiciona­les procesione­s de Semana Santa, no sé cómo vamos a digerir la romería electoral que se nos avecina a los que vivimos en Madrid, como ya la sufrieron en Cataluña y como mañana podría darse en otro punto de España. Y aún con todo esto, lo peor es cómo piensan garantizar la seguridad de todos aquellos ciudadanos a los que les toque formar parte de las mesas electorale­s, porque ya les han anunciado que no piensan protegerle­s más que con dos mascarilla­s y una pantalla de plástico. Y por si fuera poco la intranquil­idad que eso supone, amén del riesgo para la salud de todos, vamos a tener que sufrir la sucia campaña electoral del 4-M que se nos avecina, por cuyos estertores ya se ha empezado a esparcir podredumbr­e, basura, ruido y contaminac­ión. El martirio irá más allá de la Semana Santa.

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EFE La secretatia general del grupo Vox en el Congreso, Macarena Olona

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