Iglesias vuelve a sus orígenes: de vicepresidente a «activista» en un día
En su primer acto como candidato, un grupo violento le increpó y él se encaró
Cambio de papeles de facto. Pablo Iglesias iniciaba ayer una nueva era y lo hacía de manera inmediata. El presidente del Gobierno firmaba por la mañana su cese como vicepresidente segundo tras quince meses en el cargo, tras la voluntad del líder morado de presentarse como candidato de su partido a las elecciones de la Comunidad de Madrid. De vicepresidente a candidato. Es el nuevo horizonte que asume con el objetivo de derrocar a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso de la Puerta del Sol. El cambio de escenarios también se produjo de manera simultánea. De la vicepresidencia, desde donde se despidió del cargo, se trasladó a un municipio de Madrid parareunirseconunaasociación de vecinos, que se convirtió en su primer acto como líder madrileño, no exento de polémica tras encararse a unos manifestantes violentos que le increparon por su presencia en Coslada.
Dejará, en adelante, de asistir al Consejo de Ministros de cada martes, no que se produjese, de nuevo, un choque entre la cuota socialista y morada por la escenificación de su salida. Moncloa negó al ya ex vicepresidente su puesta de largo en Moncloa, al no incluirlo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en la que se da cuenta a los periodistas de las medidas impulsadas por el Ejecutivo. No lo hizo a pesar de que desde su vicepresidencia se aprobó una partida de 283 millones para Dependencia, concerniente a su ministerio, que se repartirán a su vez entre las comunidades autónomas. Una posición que choca con el proceder de Moncloa cuando, a principios de enero, el ministro de Sanidad dejaba su puesto gubernamental para liderar la candidatura del PSC a las elecciones catalanas. Desde el partido prefirieron no entrar en polémicas porque «es su último día», aunque dejaban ver el malestar existente por la decisión. Como contraataque, el ex vicepresidente decidió contraprogramar a Moncloa y despedirse por vídeo y desde su despacho de la vicepresidencia segunda, minutos antes de que comenzara la rueda de prensa dirigida por la portavoz María Jesús Montero y el ministro de Ciencia Pedro Duque. Desde allí, reivindicaba su trabajo al frente del Gobierno, al mismo tiempo que arremetía contra la cuota socialista por los «límites y contradicciones» que se ha encontrado durante su estancia en Moncloa. Auguraba, además, que a su partido «no se le compraba» y que habían demostrado desde el Gobierno que «se pueden hacer mejor las cosas». Mientras, en rueda de prensa, la propia ministra de Hacienda justificó que Iglesias no compareciese en Moncloa, por razones organizativas, dado que veían que era «obligado» que ante la reforma de la Ley de Ciencia interviniera el titular de este ministerio, Pedro Duque.
Ya por la tarde, Iglesias acudió a su primer acto como ex vicepresidente y candidato en el municipio de Coslada para reunirse con una asociación de vecinos que en los últimos días habían denunciado ataques a su sede por grupos violentos. Al finalizar la cita, un grupo de cuatro manifestantes violentos «de ultra derecha», según el partido, increparon a Pablo Iglesias, al que recibieron con el saludo fascista y al grito de «fuera la casta de nuestros barrios». El líder de Podemos no rehuyó a los manifestantes y se encaró a los mismos –protegido por dos escoltas–. Se acercó a ellos y tras cruzar escasas palabra –inaudibles por el ruido– se marchó. Varios de los asistentes a la reunión, se acercaron también con consignas de «Sí se puede» o «venís a provocar». Desde el partido denunciaron que no les iban a «amedrentar». El inicio de la campaña ya está aquí.